Ante el desafío de una derecha emergente y una oposición tanto vigorosa como fragmentada, el Partido Liberal Democrático del primer ministro Shigeru Ishiba, junto con su aliado el Komeito, lucharán por mantener su dominio en las elecciones al Senado de este domingo, después de sufrir un revés significativo en octubre en la Cámara de Representantes, donde perdieron ante el Partido Democrático Constitucional del ex primer ministro Yoshihiko Noda y otros grupos opositores.
En medio de este contexto se encuentra el partido ultraderechista Sanseito — el partido Hazlo Tú Mismo — comandado por Sohei Kamiya, que surgió durante la pandemia y a través de plataformas como YouTube, y que podría obtener entre 10 y 15 de los 125 escaños disponibles (recordando que la cámara alta renueva la mitad de su composición, un total de 248 escaños, cada tres años).
La coalición actualmente posee 75 escaños que no están en disputa en estas elecciones. Por lo tanto, necesitan ganar 50 escaños para asegurar su mayoría. Sin embargo, una encuesta del ‘Mainichi Shimbun’ (realizada a 80.980 personas del 12 al 13 de julio), muestra que podrían conseguir entre 31 y 55 escaños, un margen demasiado amplio para hacer predicciones certeras.
Si el gobierno solo controla una minoría en ambas cámaras, se vería forzado a hacer concesiones significativas a la oposición en cada proyecto de ley en la Cámara Baja. Esto implicaría ceder poder legislativo a una oposición fortalecida.
El clima preelectoral muestra un interés inusualmente alto, con un incremento del 26,9 por ciento en la votación anticipada según datos del Ministerio del Interior, donde 9,8 millones de personas, o el 9,48 por ciento del electorado, emitieron su voto del 4 al 13 de julio, más de dos millones de personas en comparación con la última elección al Senado.
Un resultado adverso en el Senado no llevaría a un cambio de gobierno de manera inmediata, pero sí podría desencadenar un cambio de liderazgo dentro del PLD o una reestructuración de la coalición gobernante. Los partidos opositores, energizados tras su triunfo de octubre, se presentan demasiado divididos para ofrecer un frente unido en estas elecciones.
La posibilidad de expandir la coalición a otros partidos tiene sus desventajas y revelaría la vulnerabilidad del gobierno, según el ‘Japan Times’. Históricamente, las grandes coaliciones en Japón han demostrado ser inestables, como lo evidencian la fallida coalición de ocho partidos contra el PLD en 1993 y un acuerdo tripartito a finales de los años 90.