Paul Biya busca un octavo mandato en Camerún en un contexto de oposición fragmentada

Con 92 años, Paul Biya intenta asegurar un octavo mandato presidencial en Camerún, enfrentando una oposición fragmentada y preocupaciones sobre la transición de poder.

El presidente de Camerún, Paul Biya, durante un acto de campaña en Maroua (norte) antes de las elecciones presidenciales del 12 de octubre (archivo)Europa Press/Contacto/Kepseu

Los ciudadanos de Camerún acuden a las urnas este domingo para decidir en las elecciones presidenciales si Paul Biya, a sus 92 años y tras permanecer en el poder desde 1982, continuará liderando la nación africana. Biya pretende obtener un octavo mandato en medio de una oposición que no ha conseguido unificar un candidato y con incertidumbres sobre la transición de poder tras décadas de su liderazgo.

Biya, quien antes de ser presidente fue primer ministro desde 1975 hasta 1982, ha rechazado las sugerencias de apoyar a otro candidato del oficialismo y opta por un nuevo periodo de siete años. En estas elecciones, compite contra once candidatos mientras el descontento aumenta por las dificultades económicas y la represión de las protestas por parte de las fuerzas de seguridad, destacando la exclusión de Maurice Kamto, su principal rival en los últimos comicios.

Desde Maroua, en el norte del país, el presidente ha defendido su gestión, alegando contar con un amplio respaldo popular a pesar de las «difamaciones e invenciones» sobre su figura. Además, ha prometido abordar problemas como el desempleo y mejorar la situación socioeconómica, centrando esfuerzos en mujeres y jóvenes.

Biya se enfrenta a una pobreza que afecta a cerca del 40% de los cameruneses, con un 23% viviendo en pobreza extrema. A pesar de esto, busca aprovechar la falta de unidad en la oposición para lograr una nueva victoria electoral. Los opositores, como Issa Tchiroma Bakary, exministro y ahora candidato, y Bello Bouba Maigari, han intentado sin éxito presentar un frente unido. Cabral Libii, por su parte, emerge como una figura joven en la política, buscando conectar con el electorado más joven.

El contexto electoral está marcado también por la inseguridad, especialmente en el norte y oeste del país, donde persisten conflictos armados y ataques de grupos extremistas como Boko Haram. Además, las preocupaciones sobre la integridad electoral persisten, con temores de que las elecciones no sean ni libres ni justas.

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