El PMA advierte que el hambre en crisis afectará a 318 millones en 2026, duplicando las cifras de 2019

El PMA alerta que el número de personas en crisis de hambre se duplicará en 2026, llegando a 318 millones.

Archivo - Niños reciben comida de una cocina comunitaria en Omdurmán, Sudán (archivo)Europa Press/Contacto/M OhamedKhidir - Archivo

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha emitido una advertencia este martes, señalando que en 2026, un total de 318 millones de personas enfrentarán situaciones de hambre crítica o peor, lo que representa más del doble de las cifras registradas en 2019. El organismo ha tenido que ajustar la distribución de sus recursos ante la reducción de la ayuda internacional, concentrando sus esfuerzos en aproximadamente un tercio de los afectados por estas condiciones.

Según el informe de previsiones del PMA para 2026, se planea asistir a 110 millones de personas en extrema vulnerabilidad, con un presupuesto estimado de 13.000 millones de dólares (unos 11.230 millones de euros), aunque la entidad ha reiterado que la falta de fondos podría limitar este alcance a la mitad de lo previsto.

“El mundo está enfrentando hambrunas simultáneas, en Gaza y en partes de Sudán”, declaró Cindy McCain, directora ejecutiva del PMA, añadiendo que “esto es completamente inaceptable en el siglo XXI”. “En todo el mundo, el hambre se está arraigando. El PMA ha demostrado una y otra vez que las soluciones tempranas, efectivas e innovadoras pueden salvar y cambiar vidas, pero necesitamos de forma desesperada más apoyo para continuar este apoyo vital”, enfatizó.

El PMA también destacó que las acciones preventivas contra la hambruna en 2025 lograron evitar que varias comunidades cayeran en esta situación extrema. Sin embargo, la crisis alimentaria global no muestra signos de disminuir, ya que se anticipa que los conflictos, eventos climáticos extremos y la inestabilidad económica seguirán exacerbando la inseguridad alimentaria severa otro año más.

Por último, McCain resaltó que “el PMA es un salvavidas para personas en la línea del frente de los conflictos y los desastres climáticos, así como para aquellos forzados a abandonar sus hogares”. “Estamos transformando cómo trabajamos para invertir en soluciones a largo plazo para enfrentar la inseguridad alimentaria”, concluyó, subrayando que “poner fin a la hambruna arraigada requiere un apoyo mucho más sostenido y un compromiso y colaboración global real”.

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