QUIÉN ES QUIÉN
A MANO ALZADA
La mandataria tanzana, Samia Suluhu Hassan, ha declarado que las manifestaciones surgidas tras las elecciones presidenciales de finales de octubre, que enfrentaron una represión severa, eran parte de una estrategia para «derrocar» su administración.
En una alocución en Dar es Salam, Hassan explicó que los conflictos iniciados el 29 de octubre no se debieron a una reacción espontánea de los ciudadanos, sino que fueron el resultado de una maniobra bien planificada con el objetivo de desestabilizar su gobierno.
«Lo que ocurrió fue un evento fabricado y quienes lo planearon estaban decididos a derrocar nuestro gobierno. Esto no fue un accidente. Quienes lo organizaron pretendían derrocar a nuestro Estado», afirmó Hassan, según informa ‘The Citizen’.
De acuerdo con la presidenta, los análisis de los servicios de inteligencia y las investigaciones posteriores a los incidentes indican que existió una conspiración organizada que incluía a individuos que diseñaron y financiaron el plan, así como a «actores» presentes en los hechos.
Hassan describió los disturbios como un «proyecto maligno generalizado», supuestamente apoyado por financiadores tanto locales como internacionales. Señaló que los participantes iban desde aquellos que asistieron con intención de causar desorden hasta quienes fueron engañados y remunerados por su participación.
Asimismo, subrayó que los actos vandálicos, que incluyeron ataques a infraestructura gubernamental, policial y empresas privadas, no guardaban relación con las protestas legítimas amparadas por la Constitución.
La presidenta defendió la actuación policial durante los disturbios: «Juramos proteger este país (…) Entonces, cuando nos dicen que usamos fuerza excesiva, ¿qué esperaban? ¿Deberíamos habernos quedado mirando cómo triunfaban quienes planeaban derrocarnos?».
Los comicios, en los que Hassan logró una victoria contundente y que fueron calificados de irregulares por la Unión Africana, provocaron protestas que enfrentaron una dura respuesta policial, resultando en un centenar de muertos según Amnistía Internacional, y más de un millar según el partido opositor Chadema. Además, las autoridades de Tanzania acusaron a cerca de 300 individuos de traición y conspiración.
