Desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha defendido con firmeza la soberanía de su país sobre el Canal de Panamá, destacando su funcionamiento “ejemplar” que beneficia a “más de 140 naciones”.
“El Canal de Panamá neutral, abierto al mundo y facilitador de un comercio internacional más integrado, es y seguirá siendo panameño”, enfatizó Mulino, sin mencionar explícitamente los comentarios que el presidente estadounidense, Donald Trump, hizo al respecto tras su regreso a la Casa Blanca en enero.
En su alocución ante el principal foro anual de las Naciones Unidas, el mandatario recordó que han transcurrido “un cuarto de siglo” desde que Panamá tomó control de estas instalaciones clave para “el beneficio de la navegación internacional” y que manejan “aproximadamente el 4 por ciento del comercio mundial”.
Mulino señaló que es crucial potenciar el multilateralismo, “más que nunca”, como instrumento para enfrentar los desafíos globales y “mitigar las asimetrías”. Asimismo, abogó por una mayor inclusión de América Latina en los entes decisores y una “actualización” de los sistemas de gobernanza global, incluyendo a la propia ONU.
“Queremos ser parte de una ONU que prevenga conflictos antes de que sucedan; que reaccione prontamente en crisis humanitarias, que coordine de manera más eficaz sus agencias a nivel local y que refleje de manera más auténtica la diversidad global”, argumentó.
Entre los retos mencionados por Mulino se incluye el narcotráfico, que “representa una amenaza para las vidas y una gran inestabilidad regional” debido a la actividad de los cárteles y la migración. Aunque destacó el cierre de “los pasos ilegales” en el Tapón del Darién, reconoció que las causas subyacentes de la emigración masiva aún persisten.
Finalmente, el presidente panameño instó a gestionar un “tránsito ordenado” de personas y advirtió que, aunque “el drama migratorio fue solucionado”, las raíces del problema continúan sin resolverse.











