La rama de Al Qaeda en el Sahel, conocida como el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), liderada por el antiguo guerrero tuareg Iyad ag Ghali, ha intensificado sus operaciones en Malí, especialmente en la región occidental de Kayes, cerca de las fronteras con Senegal y Mauritania. Este grupo ha advertido sobre un bloqueo que afecta las rutas hacia Kayes y Nioro du Sahel, crucialmente prohibiendo la importación de combustible desde varios países vecinos, según un comunicado de Abú Huzeifa al Bambari a principios de septiembre.
La estrategia incluye ataques a camiones de carga, principalmente los que transportan combustible desde Senegal, lo que ha llevado a la empresa Diarra Transport a suspender sus servicios “hasta nueva orden para preservar la seguridad de todos”. Estos ataques se han concentrado en la ruta nacional RN1, una vía comercial vital que conecta Bamako con Dakar, por donde pasa cerca del 30% de las importaciones terrestres de Malí, afectando también puestos de control y cuarteles militares, revelando un intento por paralizar el comercio, según el Timbuktu Institute.
La campaña de JNIM no solo impacta el suministro de combustible y alimentos, sino también la vital industria minera de oro de Kayes, esencial para la economía maliense. La imposición de bloqueos y ataques no solo busca debilitar económicamente a la junta militar, sino también minar su legitimidad y aumentar el riesgo de inestabilidad política, según expertos.
Además, esta ‘yihad económica’ plantea amenazas significativas no solo para Malí sino también para Senegal, principal socio comercial, y podría aumentar la inseguridad en la región, con posibles repercusiones en la seguridad y economía de Senegal, como advierte el Timbuktu Institute.