La Inteligencia militar británica calcula que, solo en noviembre, Rusia llevó a cabo más de 5.400 ataques aéreos sobre territorio ucraniano, en el marco de lo que describe como una campaña de “desgaste” dirigida contra la infraestructura energética del país, con el objetivo de provocar una crisis humanitaria coincidiendo con la llegada del invierno.
Según este análisis, la gran mayoría de las ofensivas registradas durante noviembre se han ejecutado mediante el uso de aviones no tripulados. A estos se suman unos 90 misiles lanzados desde aeronaves de largo alcance, un esquema operativo que, de acuerdo con Londres, mantiene la misma pauta observada en los dos meses anteriores.
“Rusia ha lanzado más de 5.000 proyectiles en cada uno de los últimos tres meses, con el objetivo de saturar la defensa aérea de Ucrania”, ha explicado el Ministerio de Defensa británico en su último informe sobre la guerra, difundido este sábado por la tarde.
La Inteligencia británica subraya que la “dependencia diaria de Rusia sus aviones no tripulados, baratos y de producción en masa, ya estén armados o sean señuelos”, pone de manifiesto su estrategia de “desgastar a Ucrania” que “apenas tiene respiro”.
El informe añade que la cadencia de estos ataques está fuertemente condicionada por las inclemencias meteorológicas y por determinadas “consideraciones geopolíticas”. No obstante, advierte de que cada periodo de relativa calma “suele ir seguidas de picos a medida que las condiciones percibidas mejoran”.