Según los servicios de inteligencia británicos, la reciente formación de unidades de carros de combate por parte de la Guardia Nacional de Rusia representa una intensificación de su carácter militar. Esta entidad, que opera bajo las órdenes directas de Vladimir Putin y fuera del Ministerio de Defensa, ha escalado sus capacidades para responder a amenazas tanto militares como paramilitares.
“La creación de unidades de carros de combate es una marcada militarización de la Rosgvardiya, mejorando sus capacidades para hacer frente a amenazas militares y paramilitares a la seguridad del régimen de Putin”, ha declarado el servicio de inteligencia. Esto también refleja “la continuada confianza del Kremlin en su lealtad”.
La Guardia Nacional, con aproximadamente 440.000 miembros, tiene la misión principal de proteger la seguridad nacional y asegurar la estabilidad del gobierno ruso. Aunque su enfoque principal no es el combate directo, parte de sus fuerzas han sido desplegadas en Ucrania desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, jugando un rol crucial en tareas de seguridad y algunos enfrentamientos en la línea frontal.
La decisión de armar a la Guardia Nacional con equipo pesado, decretada por Putin en agosto de 2023, se dio luego de un intento de rebelión por el Grupo Wagner. “Algunas unidades también han participado en combates en la línea de frente, pese a no estar bien equipadas para combates intensos”, señalaron los informes, destacando que, a pesar de las afirmaciones de Viktor Zolotov, líder de la Guardia Nacional, sobre la eficacia de sus tropas durante el disturbio, “no hay pruebas de que la Rosgvardiya llevara a cabo acciones efectivas contra el Grupo Wagner, precisamente el tipo de amenaza interna que estaba diseñada para reprimir”.