Rusia ha manifestado este martes su oposición «categórica» al despliegue de fuerzas militares extranjeras en Afganistán. Esta declaración llega tras las repetidas afirmaciones del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre su interés en retomar el control de la base aérea de Bagram, e incluso sugiriendo la posibilidad de una intervención militar.
«Afirmamos que el despliegue de infraestructura militar de terceros países en Afganistán es categóricamente inaceptable, así como lo es en el territorio de países vecinos, sea bajo el pretexto que sea», declaró el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, en un encuentro en Moscú que trató la situación de Afganistán.
Lavrov también advirtió que la presencia de tropas internacionales «podría llevar a una desestabilización y nuevos conflictos» y criticó las «políticas hostiles de los países occidentales», que según él, continúan generando graves problemas en Afganistán, como reportó la agencia Interfax.
En la reunión, que contó con la presencia del ministro de Exteriores afgano, Amir Jan Mutaqi, Lavrov abogó por una revisión de las políticas occidentales, la devolución de los activos congelados y las sanciones impuestas, para facilitar la reconstrucción y reparación de los daños en la economía e infraestructura afgana acumulados durante las últimas décadas.
El encuentro en Moscú marca un hito, siendo la primera vez que un representante del gobierno talibán, reconocido por Rusia en julio, participa en tales discusiones. Mientras tanto, Trump ha reiterado su deseo de controlar nuevamente Bagram, a pesar de la firme oposición de los talibanes, quienes retomaron el control de Afganistán en agosto de 2021. Además, el Gobierno afgano ha estado dialogando con Washington sobre la posible reapertura de Embajadas, aunque los talibanes han excluido el tema de Bagram de las negociaciones sobre la presencia militar estadounidense en el país.