El gobierno ruso ha confirmado este jueves su deseo de mantener sus instalaciones militares en Siria, aunque sugiere un cambio en su uso para convertirlas en centros de asistencia humanitaria.
«No nos oponemos al mando sirio, pero parece que tanto él como varios países de la región están interesados en tenernos allí», declaró el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, haciendo referencia a la base aérea de Jmeimim y la base naval en Tartús.
Lavrov indicó en una entrevista para medios rusos, retransmitida por la agencia Interfax, que es necesario un cambio en la «funcionalidad» de estas bases. «El propósito de esta presencia ya no es, por supuesto, apoyar militarmente a las autoridades legítimas contra ciertas fuerzas de la oposición. Necesitamos reformatear su funcionalidad», subrayó.
El canciller ruso valoró que convertir estas bases en puntos de distribución de ayuda no solo beneficiaría a Siria, sino también a los países vecinos y otras naciones. Sugería que estas podrían funcionar como «centro humanitario» para facilitar el envío de suministros desde Rusia y los países del golfo Pérsico hacia naciones africanas.
«Tenemos el convencimiento de que esta propuesta será muy demanda», afirmó Lavrov, quien también mencionó que hay «interés» y conversaciones en curso con Siria sobre este tema.