Este sábado, la Comisión Electoral de Tanzania ha confirmado que Samia Suluhu Hassan, la actual presidenta del país, ha ganado de forma contundente las recientes elecciones presidenciales, en un contexto de severa represión política, la más grave en la historia reciente de la nación. Durante este periodo, al menos un centenar de personas han fallecido, según informes, durante protestas en rechazo a lo que consideraban un proceso electoral manipulado para beneficiar a la líder en el poder.
Amnistía Internacional ha reportado que alrededor de un centenar de personas han perdido la vida, aunque el principal partido opositor, el Partido de la Democracia y el Desarrollo (Chadema), eleva la cifra a más de 700, un dato difícil de confirmar debido a la interrupción de las comunicaciones que sufre el país desde hace tres días.
Los medios locales llevan tres días sin poder actualizar su contenido y ha sido necesario que corresponsalías extranjeras, como la agencia Xinhua o la BBC, difundan internacionalmente los resultados anunciados por Jacobs Mwambegele, presidente de la Comisión Electoral, en la televisión estatal.
Con un 97,66% de los votos, equivalente a 31,9 millones de votos, la presidenta Hassan ha sido reelegida, consolidando su posición desde que asumió el cargo provisionalmente en marzo de 2021 tras el fallecimiento de John Magufuli. Su oponente, Salum Mwalim del Partido de Liberación Popular (Chaumma), obtuvo 213.414 votos, lo que representa el 0,65% del total.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha solicitado una investigación “exhaustiva e imparcial” sobre las acusaciones de uso desmedido de la fuerza tras los comicios y se ha declarado “profundamente preocupado” por los informes de muertes y heridos durante las protestas, así como por las desapariciones forzosas y detenciones previas a los comicios, expresando su pésame a las familias afectadas, de acuerdo con un comunicado de su portavoz, Stéphane Dujarric.
