El organismo de inteligencia de Alemania ha señalado recientemente que el ejército ruso está incrementando el empleo de armas químicas en sus ofensivas en Ucrania, donde el uso de cloropicrina y gases lacrimógenos se ha convertido en “una práctica habitual” de las fuerzas rusas.
El Bundesnachrichtendienst (BND), servicio de inteligencia exterior de Alemania, mencionó en un informe que esta misma conclusión ha sido corroborada por la inteligencia holandesa, incluyendo al Servicio de Seguridad e Inteligencia Militar (MIDV) y al Servicio General de Inteligencia y Seguridad (AIVD).
Desde Alemania, se ha expresado preocupación por la amplia difusión de estos agentes, y se ha especificado que la cloropicrina, también conocida como tricloronitrometano y similar a los gases lacrimógenos, está catalogada bajo la Convención sobre Armas Químicas, un acuerdo efectivo desde 1997 que prohíbe su uso en conflictos armados.
Identificado como un agente del grupo de los agentes pulmonares, durante la Primera Guerra Mundial era llamado Cruz Verde porque los proyectiles que lo contenían estaban marcados con una cruz de ese color.
La inteligencia alemana ha remarcado que este compuesto puede ser “letal” en altas concentraciones y en espacios reducidos, enfatizando que su utilización constituye una “violación” de la convención. “Está prohibido en cualquier circunstancia”, han declarado.