Siete individuos perdieron la vida este fin de semana en Cabo Delgado, al norte de Mozambique, debido a ataques atribuidos a presuntos yihadistas, marcando un aumento en la actividad del Estado Islámico en África Central (ISCA). Las localidades de Mavala y Mirate fueron las afectadas, y se reportó que algunas víctimas fueron brutalmente decapitadas. Hasta el momento, no se ha confirmado la autoría de estos atentados y las autoridades locales no han emitido declaraciones.
Esta creciente inseguridad ha causado que la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) suspendiera temporalmente sus operaciones en Mocimboa da Praia, una decisión que describieron como “una decisión dolorosa”. Además, instaron a los grupos armados a asegurar la protección de los civiles y el personal humanitario. “Estamos profundamente preocupados por la escalada de violencia y su impacto en la vida de las personas, incluido el acceso a servicios médicos”, expresó Víctor García Leonor, jefe de operaciones de MSF en Mozambique.
García Leonor también hizo un llamamiento a los grupos armados para que respeten y protejan a la población civil, las instalaciones médicas y a los trabajadores humanitarios. “El acceso seguro y sin trabas a la atención médica es vital, y se debe garantizar su libertad de movimiento cuando buscan protección”, concluyó.
Desde octubre de 2017, Cabo Delgado ha sido escenario de violentos enfrentamientos a manos de milicianos islamistas conocidos como Al Shabaab, que no deben confundirse con el grupo somalí vinculado a Al Qaeda.