Este viernes, la Fiscalía de Chad ha demandado una condena de prisión de 25 años para el ex primer ministro Succès Masra y más de 60 individuos, además de la inmovilización de sus bienes y una compensación económica de 5.000 millones de francos (aproximadamente 7.620.000 euros) al Estado. Los cargos que se le imputan incluyen la difusión de contenido xenófobo y racista, homicidio y la vinculación con un grupo delictivo, en el marco de un conflicto intercomunitario en Mandakao (suroeste).
Junto a Masra, se han identificado a 58 personas más y otros nueve podrían ser exonerados por falta de evidencia concluyente, según informaciones obtenidas por el portal de noticias chadiano Al Wihda después de una sesión judicial.
La defensa de Masra criticó la sesión, describiéndola más como «una persecución impulsada desde las altas esferas del poder» y menos como «un proceso judicial legítimo contra un ciudadano». Alegaron que ya había «una intención previa de detener a su cliente» basada en la «lógica del más fuerte».
El equipo legal, compuesto por diez abogados y liderado por Francis Kadjilembaye, solicitó clemencia al tribunal, que respondió que «un inocente no necesita grandes defensas», de acuerdo con lo reportado por RFI.
Los abogados de Masra también expresaron su preocupación por la «prisa» en concluir la audiencia ese mismo día y solicitaron que se pospusiera hasta el martes siguiente, teniendo en cuenta que el lunes era el Día de la Independencia en el país. Sin embargo, el juez decidió que la sesión se reanudaría el sábado por la mañana.
Masra fue arrestado a mediados de mayo acusado de incitar al odio y la violencia en redes sociales, tras un incidente que dejó 35 muertos en enfrentamientos en el sur, cerca de la frontera con Camerún. Su detención se produjo poco después de que exigiera al presidente y ex líder de la junta militar, Mahamat Idriss Déby, un cambio en la dirección política tras criticar los «cambios cosméticos» implementados por Déby desde su asunción al poder.
Masra, quien fue opositor al padre del actual presidente Idriss Déby hasta su muerte en 2021, continuó su oposición bajo el nuevo liderazgo, liderando protestas en 2022. Tras un acuerdo con las autoridades durante su exilio, asumió como primer ministro y se postuló en las presidenciales de 2024, donde quedó segundo detrás de Déby. Tras la derrota electoral, dimitió, permitiendo al presidente formar un nuevo gobierno, manteniendo desde entonces una postura crítica hacia el régimen.












