El número de fallecidos por el gran incendio declarado hace casi dos semanas en el complejo de rascacielos de Wang Fuk Court, situado en el distrito hongkonés de Tai Po, ha aumentado hasta 160, mientras las autoridades continúan recuperando cuerpos sin vida entre los restos del edificio.
Según han informado este martes las autoridades de Hong Kong, todavía hay seis personas cuyo paradero se desconoce, de modo que el recuento final de víctimas mortales podría seguir creciendo en los próximos días a medida que avancen las tareas de búsqueda y reconocimiento.
Entre las últimas víctimas identificadas figuran una mujer de avanzada edad y la trabajadora del hogar que la atendía en uno de los pisos del complejo, que quedó rápidamente envuelto por el fuego en un suceso que ha derivado en la detención de más de una decena de personas.
De los 160 muertos confirmados, 120 han podido ser ya identificados, mientras que el ADN de otros 40 cuerpos está aún pendiente de análisis antes de que los restos puedan ser entregados a sus familiares y personas cercanas, de acuerdo con la información publicada por el diario “The Standard”.
Paralelamente, las autoridades examinan restos humanos localizados en las inmediaciones del complejo que podrían corresponder a algunas de las víctimas. Los agentes de Policía implicados en las tareas de rastreo y rescate han empezado a recibir apoyo psicológico ante el impacto emocional de una tragedia de esta magnitud.
A falta de los informes definitivos, las primeras hipótesis apuntan a que los materiales utilizados en los andamios y en las obras de renovación del conjunto residencial, incluida la espuma de protección instalada en las ventanas, habrían contribuido a la rápida propagación de las llamas y habrían dificultado una evacuación segura de todos los ocupantes.
Este incendio se ha convertido en el más mortífero registrado en Hong Kong desde 1948, cuando una explosión seguida de un fuego en un almacén de Shek Tong Tsui causó al menos 176 muertos. El suceso supone una grave crisis para las autoridades hongkonesas, que han comenzado a tomar medidas para contener cualquier posible estallido de protestas sociales.










