El Aeropuerto Internacional OR Tambo en Johannesburgo fue el escenario del inesperado aterrizaje de un avión procedente de la Franja de Gaza este jueves, transportando a 153 ciudadanos palestinos. Este vuelo, que partió de Israel y realizó una parada en Nairobi, no fue previamente notificado a las autoridades sudafricanas, quienes, pese a la sorpresa inicial, decidieron conceder visados temporales a los pasajeros.
El Ministerio de Exteriores palestino ha denunciado este incidente como parte de un «desplazamiento forzado» organizado por agentes que «engañan a nuestra población». La declaración del ministerio enfatizó: «Participar en planes de desplazamiento forzado constituye un delito según el derecho internacional y nacional, y no será tolerado. El Ministerio dará seguimiento a todos los casos en los que nuestra población haya sido engañada mientras buscaba refugio, tanto en tribunales locales como internacionales».
Además, se criticó a los organizadores del vuelo por cobrar a los pasajeros y abandonar toda responsabilidad frente a las complicaciones surgidas. La Embajada del Estado palestino en Sudáfrica ha advertido a los ciudadanos en Gaza a través de un mensaje en su cuenta de X: «La Embajada insta encarecidamente a nuestro pueblo en Gaza a mantenerse alerta y evitar cualquier tipo de contacto con dichas organizaciones o intermediarios no oficiales».
SUDÁFRICA ACOGERÁ A LOS 153 PALESTINOS
El gobierno sudafricano, liderado por el presidente Cyril Ramaphosa, ha mostrado su solidaridad otorgando visados de 90 días a estos ciudadanos palestinos. «Normalmente, les habríamos dicho que debían regresar porque no tenían documentación, pero por empatía, por compasión, y porque son un pueblo al que Sudáfrica ha brindado su apoyo, sentimos que debíamos acogerlos y tramitar su caso. Su caso está en trámite, lo estamos analizando y nuestras agencias de inteligencia están involucradas», explicó Ramaphosa.
Tanto el Ministerio de Exteriores palestino como la Embajada palestina en Sudáfrica han expresado su gratitud hacia la decisión «soberana y humanitaria» del gobierno sudafricano.
