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Sudán prolonga tres meses la apertura del paso de Adre para el envío de ayuda humanitaria

Sudán extiende tres meses la apertura del paso de Adre desde Chad, clave para la ayuda humanitaria en plena guerra y grave crisis en Darfur.

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Refugiados sudaneses en el cruce fronterizo de Adre, cercano a Chad Europa Press/Contacto/Wang Guansen

Refugiados sudaneses en el cruce fronterizo de Adre, cercano a Chad Europa Press/Contacto/Wang Guansen

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Las autoridades de Sudán han decidido prolongar durante tres meses adicionales la apertura del paso fronterizo de Adre, principal vía de acceso a Sudán desde Chad, con el fin de facilitar la llegada de ayuda humanitaria a la población afectada por el conflicto iniciado en abril de 2023 en el país africano.

De este modo, el cruce seguirá operativo hasta el próximo 31 de marzo. La decisión de las autoridades sudanesas ha recibido el respaldo del jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, quien ha subrayado que el acceso "continuo" a este punto fronterizo es "esencial para salvar vidas".

"Un salvavidas para millones de personas en Darfur se extiende por otros tres meses. Gracias a las autoridades sudanesas y chadianas por mantener abierto el paso fronterizo de Adre", ha indicado Fletcher en un mensaje difundido en redes sociales.

Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido este martes de que más de la mitad de los menores de cinco años incluidos recientemente en una encuesta nutricional en Um Baru, en la región de Darfur Norte, padecen desnutrición aguda. Esta proporción supera en más de tres veces el umbral de emergencia fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se sitúa entre las tasas más elevadas registradas en este tipo de evaluaciones.

La guerra civil en Sudán estalló a raíz de las profundas discrepancias sobre el proceso de integración del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el Ejército regular, lo que hizo descarrilar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya gravemente deteriorada tras la asonada de 2021 que supuso la caída del entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.

El conflicto, en el que participan varios países respaldando a las distintas partes enfrentadas, ha arrastrado a Sudán a una de las peores crisis humanitarias del mundo, con millones de desplazados y refugiados, y una creciente preocupación internacional por la expansión de enfermedades y la destrucción de infraestructuras esenciales, que impide atender adecuadamente a cientos de miles de personas afectadas.