Tailandia señala a Camboya por infringir el tratado de paz con nuevas minas en la frontera

Tailandia acusa a Camboya de romper el acuerdo de paz al instalar nuevas minas en su frontera común, lo cual ha reavivado las tensiones.

Archivo - El primer ministro de Tailandia, Anutin CharnvirakulEuropa Press/Contacto/Peerapon Boonyakiat

Este lunes, el Gobierno tailandés ha vuelto a denunciar a Camboya por una presunta violación del tratado de paz, debido a la detección de nuevas minas terrestres en la frontera que ambos países comparten. Las autoridades han advertido que se reservan el derecho de ‘responder apropiadamente a las provocaciones’.

En una conferencia de prensa reciente, tanto el Gobierno como el Ejército tailandés han expuesto evidencias de la instalación de nuevas minas, un hecho que cobra relevancia tras el incidente de la semana pasada, donde dos militares tailandeses resultaron heridos por la explosión de una mina.

‘El Gobierno tailandés seguirá avanzando. Si los mecanismos bilaterales con Camboya funcionan, los utilizaremos. Si no, recurriremos a mecanismos multilaterales’, ha declarado el portavoz del Gobierno, Siripong Angskasakulkiat, en palabras recogidas por el diario ‘The Nation’.

CARTA A TRUMP

Por su parte, el portavoz de Exteriores, Nikorndej Balankura, ha anunciado que el primer ministro, Anutin Charnvirakul, redactará una carta oficial dirigida al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para reiterar la postura de Tailandia tras la infracción del acuerdo. Esta carta, que sigue a conversaciones telefónicas previas entre ambos líderes, se enfocará únicamente en la seguridad fronteriza y omitirá temas de comercio con Estados Unidos.

Balankura ha expresado su esperanza de que la presión internacional motive a Camboya a adherirse nuevamente a las normativas establecidas. Según sus palabras, Trump ha mostrado comprensión ante las preocupaciones de Tailandia, aunque aún no ha hecho declaraciones públicas al respecto.

El acuerdo, que se firmó con la presencia del presidente estadounidense, buscaba terminar con los enfrentamientos que, tras meses de tensión fronteriza, dejaron un saldo de más de 40 muertos y alrededor de 300.000 desplazados en ambos países.

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