El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado la formación de una estrategia nacional destinada a “desmantelar” organizaciones involucradas en “violencia política”. Esta decisión se produce tras el asesinato del comentarista ultraconservador Charlie Kirk el 10 de septiembre, un suceso que Trump ha denominado como un “crimen contra la nación”.
Un memorando emitido por la Casa Blanca indica que el “Grupo de Trabajo Conjunto Nacional contra el Terrorismo y sus oficinas locales («GTC») se encargarán de coordinar y supervisar esta estrategia integral para investigar, procesar y desmantelar a las entidades y personas relacionadas con actos de violencia política e intimidación que busquen reprimir la actividad política legítima o interferir con el Estado de derecho”.
Estos grupos también indagarán en posibles delitos federales y en individuos o entidades que financien organizaciones “que sean responsables, patrocinen o de otra manera ayuden e instiguen a los principales actores que participan en” estos actos violentos, incluyendo a empleados de estas organizaciones.
Además, se pondrá bajo vigilancia a “organizaciones no gubernamentales y ciudadanos estadounidenses que residen en el extranjero o que mantengan vínculos estrechos con gobiernos extranjeros, agentes, ciudadanos, fundaciones o redes de influencia involucradas en (…) lavado de dinero al financiar, crear o respaldar entidades que participan en actividades que apoyan o alientan el terrorismo interno”.
La fiscal general, Pam Bondi, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han sido encomendadas con hacer del “terrorismo doméstico” una prioridad y “desarrollarán programas de subvenciones adecuados para asignar fondos a los socios de las fuerzas del orden para detectar, prevenir y proteger contra las amenazas que surjan de esta área”.
A principios de esta semana, Trump designó a “Antifa” como “organización terrorista nacional”, a pesar de la falta de una estructura sólida o liderazgo definido dentro del movimiento antifascista. Además, ha culpado a la “izquierda radical” por recientes actos violentos, incluyendo un tiroteo en un centro de migrantes, y ha advertido que las provocaciones a la derecha podrían tener graves consecuencias.
Trump ha declarado que los problemas se intensifican con estos enfrentamientos y ha afirmado que “la derecha es mucho más dura que la izquierda”, además de criticar la inteligencia de algunos individuos y señalar que están “fuera de control”.