Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha decidido recortar 5.000 millones de dólares, equivalentes a aproximadamente 4.200 millones de euros, destinados a la ayuda internacional. Esta acción, según anunció Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU, busca erradicar el gasto excesivo del gobierno.
«Desde que asumió el cargo, el presidente de Estados Unidos se ha comprometido a arrancar de raíz el fraude, el despilfarro y el abuso cometido por el Gobierno de Estados Unidos, y ahorrar a los trabajadores del país miles de millones de dólares», explicó Rubio a través de un mensaje en su cuenta de X.
Esta es la primera vez en 50 años que se utiliza la Ley de Control de Embargos de 1974, un mecanismo legal que permite al presidente intentar anular la financiación federal aprobada por el Congreso. Sin embargo, esta decisión ha sido vista como controversial y potencialmente ilegal por el Tribunal de Cuentas de EE. UU., tal como lo confirmó Rubio al declarar una «rescisión en miniatura».
Para que un presidente cancele la financiación, debe enviar una solicitud especial al Congreso, que dispone de 45 días para responder. La falta de tiempo suficiente para revisar esta solicitud o para usar los fondos antes de su expiración implica una posible evasión de la autoridad del Congreso en la gestión de los fondos gubernamentales, según la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de los Estados Unidos.
Entre los fondos eliminados se incluyen casi cuatro millones de euros para programas de «concienciación global sobre la comunidad LGTBIQ+» y otros destinados a la concienciación política en Latinoamérica. «Ninguno de estos programas redunda en el interés del país, y por ello el presidente ha emprendido una acción decisiva para anteponer los intereses del país y de sus ciudadanos», afirmó Rubio.
Además, se recuerda que Rubio había anunciado anteriormente el cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que dejó de proveer ayuda internacional desde el pasado 1 de junio. Un reciente estudio de ‘The Lancet’ indica que los recortes a la USAID podrían resultar en más de 14 millones de muertes adicionales para 2030, un tercio de ellas niños.














