La Unión Europea, Estados Unidos y un grupo de países europeos reclamaron este martes al Gobierno de Ruanda y al Movimiento 23 de Marzo (M23), apoyado por Kigali, que “cesar inmediatamente” su ofensiva en el este de República Democrática del Congo (RDC), en las proximidades de Burundi, pocos días después de que los presidentes congoleño y ruandés, Félix Tshisekedi y Paul Kagame, rubricaran en Washington un acuerdo para tratar de poner fin al conflicto.
Además de la Unión Europea y Estados Unidos, los Ejecutivos de Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Países Bajos, Suecia, Suiza y Reino Unido manifestaron su “profunda preocupación por el recrudecimiento de la violencia en el este de RDC y la nueva ofensiva del M23” en los alrededores de Uvira, en la provincia de Kivu Sur, “que tiene un potencial desestabilizador para toda la región”.
En la misma línea, los firmantes del comunicado compartieron su “especial preocupación por el aumento del uso de drones de ataque y suicidas en el conflicto”, advirtiendo de que “esto representa una escalada significativa de los combates y supone un grave riesgo para la población civil”, según recoge la nota conjunta difundida tras la reunión.
Los países firmantes reclamaron de forma específica la retirada de las tropas ruandesas desplegadas en territorio congoleño y que el grupo armado vuelva a sus posiciones previas y respete los compromisos adquiridos. Asimismo, llamaron “a todas las partes a cumplir con sus obligaciones de proteger a la población civil, a adherirse a la resolución 2773 del Consejo de Seguridad de la ONU, a cumplir sus compromisos en virtud de los ‘Acuerdos de Washington’ y a reducir la escalada de inmediato”.
Igualmente, pidieron a todos los actores implicados que “eviten discursos y acciones que provoquen una escalada de la tensión o provoquen una grave amenaza para la población civil y que puedan socavar irreparablemente los importantes avances logrados”, al tiempo que instaron también “a todos los actores involucrados a renovar urgente e inequívocamente su compromiso con el alto el fuego y a garantizar un acceso humanitario pleno, seguro y sin trabas”.
Tshisekedi y Kagame suscribieron junto al presidente estadounidense, Donald Trump, un acuerdo de “paz” alcanzado hace medio año con el objetivo de cerrar “décadas de violencia y derramamiento de sangre”. De acuerdo con el inquilino de la Casa Blanca, el pacto “formaliza los términos acordados en junio, incluyendo un alto el fuego permanente, el desarme de las fuerzas no estatales, garantías para que los refugiados vuelvan a sus casas y justicia y rendición de cuentas para todos aquellos que han cometido atrocidades ilegales”.
El diálogo político se puso en marcha este año tras el repunte de la confrontación motivado por una ofensiva del M23, compuesto mayoritariamente por tutsis congoleños, que consiguió hacerse con el control de las capitales de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur. Esta ofensiva desencadenó duras acusaciones de la RDC contra Ruanda, mientras Kigali sostiene que Kinshasa persigue a la población tutsi con el respaldo de grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) –organización creada por hutus huidos tras el genocidio de Ruanda en 1994– y otras milicias locales.











