El viernes, la Unión Europea expresó su preocupación por la “difícil” situación en Cisjordania, marcada por un incremento de la violencia de los colonos y la intensificación de los planes de asentamiento y desalojo forzoso. La UE ha hecho un llamado a Israel para que adopte medidas efectivas que disminuyan las tensiones y detengan las acciones de los colonos que provocan el desplazamiento de las comunidades palestinas.
“Hacemos un llamamiento a Israel para que tome medidas concretas para prevenir la violencia de los colonos contra los palestinos y garantice que los perpetradores de estos crímenes rindan cuentas. En la difícil situación actual, todos los esfuerzos deberían dirigirse realmente a reducir las tensiones”, declaró Anouar El Anouni, portavoz de Exteriores de la UE, en una conferencia de prensa en la sede de la UE.
El Anouni condenó las actividades de los colonos judíos en Cisjordania orientadas a la anexión de la región y afirmó que “deben parar” la construcción de nuevos asentamientos, las demoliciones, los traslados forzosos, los desalojos y las confiscaciones de propiedades palestinas.
Recordó también que Europa planea incrementar las sanciones contra los extremistas que comprometen la solución de dos Estados, aunque la implementación de nuevas sanciones a los colonos se ve obstaculizada por la falta de consenso entre los Estados miembros.
Estas acciones se deliberan dentro del Consejo de la UE y se complementan con la imposición de restricciones adicionales a individuos vinculados al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), según señaló el portavoz.
El mismo día, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU advirtió sobre el acelerado proceso de anexión ilegal de Cisjordania por parte de Israel, destacando un aumento notable en la violencia hacia los palestinos, la destrucción de sus hogares, las limitaciones al movimiento, la expansión de asentamientos y los desplazamientos forzosos.
La ONU también destacó que los 260 ataques de colonos israelíes registrados en octubre, en su mayoría dirigidos a impedir la cosecha de aceitunas, un pilar fundamental para la población y economía palestinas, constituyen un récord sin precedentes.











