La Unión Europea ha aplaudido este viernes la firma del acuerdo entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda para encauzar una solución política y avanzar hacia la paz en el este del país africano, subrayando que supone “un paso importante”, aunque reclama de manera urgente un alto el fuego ante la continuidad de los combates sobre el terreno.
En una declaración oficial, la diplomacia europea ha señalado que “el renovado compromiso de RDC y Ruanda de buscar una solución política al conflicto en curso en el este de la RDC es un paso importante”, en referencia al entendimiento suscrito el jueves en Washington por los presidentes Félix Tshisekedi y Paul Kagame, con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, actuando como mediador.
Bruselas reconoce los “esfuerzos” de Washington para facilitar el diálogo entre ambas partes en torno al conflicto territorial en el este congoleño, donde el grupo armado M23, compuesto en gran medida por tutsis congoleños y respaldado por Ruanda, se ha convertido en el principal actor armado. Al mismo tiempo, la UE “lamenta” que persistan los enfrentamientos y la violencia en la región de Kivu, “así como la persistente crisis humanitaria y las violaciones de los Derechos Humanos”.
Por este motivo, el bloque comunitario insta “a todos los actores” implicados a respetar los compromisos adquiridos y reclama la pronta ejecución de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, de los acuerdos de Washington recién firmados y del acuerdo marco de Doha, que sirvió de referencia para el texto sellado con la mediación de Trump. “Se necesita con urgencia un alto el fuego efectivo”, recalca la UE en su comunicado.
La Unión Europea reitera además su respaldo a una salida negociada a la crisis en el este de la RDC y manifiesta su disposición a “contribuir a la construcción de la paz mediante la integración económica regional”, insistiendo en la importancia de la cooperación entre los países de la zona para consolidar la estabilidad.
En la capital estadounidense, Tshisekedi y Kagame rubricaron junto a Trump el pacto de “paz” alcanzado hace medio año, cuyo objetivo es poner fin a “décadas de violencia y derramamiento de sangre”. De acuerdo con el presidente estadounidense, el texto “formaliza los términos acordados en junio, incluyendo un alto el fuego permanente, el desarme de las fuerzas no estatales, garantías para que los refugiados vuelvan a sus casas y justicia y rendición de cuentas para todos aquellos que han cometido atrocidades ilegales”.
Las negociaciones se pusieron en marcha este año tras la intensificación del conflicto, desencadenada por una ofensiva del M23 que llegó a hacerse con el control de las capitales de Kivu Norte y Kivu Sur, lo que motivó duras acusaciones de la RDC contra Ruanda por su presunto papel en el avance rebelde.
Ruanda, por su parte, sostiene que Kinshasa lleva a cabo una represión contra la población tutsi con el apoyo de grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) —creadas por hutus que huyeron tras el genocidio de 1994— y otras milicias locales que operan en el este congoleño.










