UNICEF advierte del “ritmo vertiginoso” de los desplazamientos por la violencia en el norte de Mozambique

UNICEF alerta del “ritmo vertiginoso” de los desplazamientos en el norte de Mozambique y avisa de que la respuesta humanitaria está al borde del colapso.

Archivo - Desplazados en Mueda, en la provincia de Cabo Delgado, a causa de la violencia en el norte de Mozambique (archivo)Europa Press/Contacto/Chris Huby - Archivo

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido este viernes del “ritmo vertiginoso” al que se está desplazando la población por el recrudecimiento de la violencia en el norte de Mozambique durante noviembre, un repunte que ha provocado ya más de 100.000 desplazados, de los que cerca de dos tercios son menores.

“Decenas de miles de niños y niñas se han visto obligados a abandonar sus hogares en el norte de Mozambique, y los desplazamientos se están produciendo a un ritmo vertiginoso en un breve periodo de tiempo”, ha afirmado la representante de UNICEF en Mozambique, Mary Louise Eagleton.

La responsable de la agencia de la ONU ha recalcado que “este aumento en el número de niños y niñas obligados a huir está empujando a las familias a situaciones desesperadas, mientras que los servicios esenciales, salud, educación, protección infantil, agua, saneamiento e higiene, se ven desbordados por la magnitud de las necesidades”, antes de insistir en que “los ataques y las graves violaciones de los derechos de la infancia deben cesar de inmediato”.

Esta nueva ola de desplazamientos se produce tras la continuidad de los ataques de grupos armados, en particular del grupo yihadista Estado Islámico en África Central (ISCA), en las provincias de Cabo Delgado y Nampula. Los movimientos de población más significativos se han registrado en los distritos de Erati y Memba, en la provincia de Nampula.

El organismo ha remarcado igualmente que se reciben de forma habitual denuncias de graves vulneraciones de los derechos de niños y niñas, entre ellas secuestros, reclutamiento y explotación. Todo ello se desarrolla en un entorno de alta vulnerabilidad, en el que los derechos de la infancia a la vida, la protección, el desarrollo, la educación y la atención sanitaria ya estaban en riesgo.

En este contexto, UNICEF ha recordado que alrededor de 4,8 millones de personas precisan asistencia en el país, más de la mitad menores, y que la infancia sufre también de forma desproporcionada el impacto de la crisis climática y la pobreza. Según las estimaciones, 920.000 niños y niñas se vieron afectados por ciclones solo en 2025 y casi 400.000 tuvieron que interrumpir su educación debido a la destrucción o pérdida de aulas.

“La respuesta humanitaria está llegando a su punto de colapso en un momento muy peligroso para los más pequeños, con desplazamientos rápidos y un alto riesgo de ciclones devastadores en los próximos meses”, ha sostenido Eagleton, que ha hecho hincapié en que “los recortes de financiación están amenazando nuestra capacidad para responder a las necesidades más inmediatas”.

La representante ha subrayado además que “se necesita urgentemente un apoyo adicional a los esfuerzos colectivos, por parte del gobierno, Naciones Unidas, los aliados humanitarios y de desarrollo, la sociedad civil, las comunidades y el sector privado, para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños y niñas, al tiempo que se abordan las causas del conflicto y se fomenta la resiliencia ante las crisis climáticas en Mozambique”.

Las declaraciones de Eagleton se conocen pocos días después de que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresara su “profunda preocupación” por el incremento de estos ataques y advirtiera de que, aunque las necesidades humanitarias continúan aumentando “a una velocidad sin precedentes”, la capacidad de respuesta de las agencias y de las autoridades nacionales no consigue seguir el ritmo.

Ante este escenario, ACNUR ha reclamado un refuerzo del apoyo internacional y ha adelantado que necesitará 38,2 millones de dólares (cerca de 32,9 millones de euros) en 2026 para hacer frente a las crecientes necesidades en el norte de Mozambique, mientras que la financiación obtenida este año apenas llega al 50 por ciento de los 42,7 millones de dólares (alrededor de 38,7 millones de euros) solicitados.

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