El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido este martes de un deterioro aún mayor de la emergencia humanitaria en Sudán, inmerso en un conflicto armado desde abril de 2023, y ha denunciado que los menores “viven una situación de violencia, hambre y miedo constantes” a causa de los enfrentamientos entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, ha subrayado que “los niños y niñas de Sudán están viviendo una situación de violencia, hambre y miedo constantes” y ha incidido en que “las mujeres y las niñas son las más afectadas por la crisis, incluyendo niveles espantosos de violencia sexual”. “Necesitan protección, servicios y solidaridad global”, ha remarcado.
Russell, que ha llevado a cabo una visita a varios puntos del continente africano para evaluar de primera mano la situación, ha reclamado acciones urgentes para salvaguardar a la infancia y asegurar el acceso a servicios básicos en Sudán, donde el conflicto se ha intensificado, las cifras de hambre siguen al alza y se registra el mayor desplazamiento infantil del planeta, con diez millones de personas obligadas a huir, la mitad de ellas menores.
UNICEF ha señalado que más de 30 millones de habitantes requieren algún tipo de asistencia humanitaria y ha advertido de la extrema vulnerabilidad de los niños atrapados en áreas sitiadas o de difícil acceso, como Darfur y Kordofán, donde el suministro de alimentos, agua potable y material médico permanece prácticamente bloqueado.
Durante su estancia en Kassala, Russell se ha reunido con mujeres y adolescentes que reciben apoyo psicosocial y formación profesional en un centro respaldado por UNICEF. Allí pudo hablar con una joven llamada Nahed, “que solo tenía 16 años cuando estalló la guerra, mientras visitaba Jartum para celebrar el Eid al Fitr –la principal festividad musulmana– con su familia”.
Según ha relatado la responsable de UNICEF, la familia de Nahed intentó ponerse a salvo, pero el conflicto terminó alcanzándoles. “Huyeron, pero la guerra los siguió. Cuando hombres armados atacaron su pueblo, comenzaron a matar gente, entre ellos a su abuelo y a su tío, mientras que las chicas eran violadas o secuestradas. Nahed logró escapar, pero dijo que fue aterrador. Los recuerdos escalofriantes permanecen”, ha manifestado.
Russell también ha aludido a la situación en El Fasher, capital de Darfur Norte, tomada a finales de octubre por las RSF, que después perpetraron numerosas atrocidades en la ciudad, como ejecuciones sumarias, secuestros y violaciones. Ha explicado que un menor que logró abandonar la urbe le contó que “en El Fasher reinaba el miedo y la violencia”.
La directora de UNICEF ha añadido que el niño le explicó que “había conseguido escapar a pie con su familia”, aunque en el trayecto “se vieron obligados a detenerse varias veces por hombres armados que les exigían dinero para dejarles pasar”. “Me dijo que había sido una experiencia terriblemente aterradora”, ha destacado.
Desde finales de octubre, en torno a 106.000 personas han huido de El Fasher, saturando los centros de acogida y transformando localidades como Tauila en grandes asentamientos informales. A estos lugares llegan niños exhaustos, deshidratados y con una acuciante necesidad de protección, alimentación y atención sanitaria.
“En todos los lugares a los que fui, los niños me decían lo mismo: ‘Lo único que queremos para Sudán es la paz’. El mundo debe esforzarse más para hacer realidad ese deseo”, ha afirmado Russell. UNICEF ha reiterado su demanda de un cese inmediato de las hostilidades y ha instado a todas las partes a respetar el Derecho Internacional Humanitario, garantizando la protección de la población civil, en especial de los menores.
La guerra civil en Sudán se desencadenó por las profundas discrepancias sobre el proceso de integración del grupo paramilitar en las filas del Ejército, lo que hizo descarrilar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya muy debilitada después de la asonada militar que forzó la salida en 2021 del entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
Este conflicto, en el que varios países respaldan a las distintas facciones, ha colocado a Sudán en una de las peores crisis humanitarias del mundo, con millones de desplazados internos y refugiados y una creciente preocupación internacional por la expansión de enfermedades y la destrucción de infraestructuras esenciales, que impide atender adecuadamente a cientos de miles de personas afectadas.










