El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha expresado este viernes su más enérgica condena por la muerte de más de diez menores en un ataque con drones atribuido a las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) contra una guardería situada en la ciudad de Ghadir, en la región de Kordofán Sur, en pleno contexto de la guerra iniciada en abril de 2023 entre este grupo y el Ejército de Sudán.
El representante de UNICEF en Sudán, Sheldon Yett, ha subrayado la gravedad de lo sucedido al recordar que “Matar a niños en su escuela es una violación atroz de los derechos de la infancia”. En la misma línea, ha recalcado que “Los niños y niñas nunca deben pagar el precio de los conflictos. UNICEF insta a todas las partes a que pongan fin de inmediato a estos ataques y permitan el acceso seguro y sin obstáculos de la ayuda humanitaria a quienes la necesitan desesperadamente”.
Según los datos recopilados por el organismo, más de diez niños de entre cinco y siete años habrían perdido la vida en este bombardeo, y ha insistido en que el asesinato y la mutilación de menores, así como los ataques contra centros escolares y hospitales, constituyen “graves violaciones” de los derechos de la infancia reconocidos a nivel internacional.
UNICEF ha llamado la atención sobre el hecho de que este tipo de ataques se producen en un contexto de “grave deterioro” de la situación en Kordofán desde comienzos de noviembre, coincidiendo con las ofensivas de las RSF y la respuesta del Ejército sudanés. Esta escalada ha provocado desplazamientos masivos de población y ha agravado aún más la crisis humanitaria, dejando a numerosos civiles atrapados en zonas donde el acceso de la ayuda es extremadamente limitado.
En paralelo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, advirtió el jueves de la posibilidad de una nueva “oleada de atrocidades” en Sudán ante el repunte de los combates en la región de Kordofán. Asimismo, reclamó evitar “otro El Fasher”, en alusión a las atrocidades atribuidas a las RSF en la capital de Darfur Norte tras hacerse con su control a finales de octubre.
La guerra civil en Sudán se desencadenó por las profundas discrepancias sobre el proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el Ejército regular, un choque que terminó por hacer descarrilar la transición política abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya muy debilitada después de la asonada militar que depuso en 2021 al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
El conflicto, en el que intervienen diversos países respaldando a las partes enfrentadas, ha sumido a Sudán en una de las crisis humanitarias más graves del planeta, con millones de desplazados internos y refugiados en países vecinos. La comunidad internacional mantiene la alerta por la propagación de enfermedades y por los graves daños sufridos por infraestructuras esenciales, que impiden prestar asistencia adecuada a cientos de miles de personas afectadas.