Las autoridades estadounidenses han comunicado que Liberia ha accedido a su solicitud de acoger a Kilmar Ábrego García, el ciudadano de El Salvador que se ha convertido en símbolo del rigor de la política de inmigración implementada por Donald Trump.
Ábrego fue expulsado de EE.UU. en marzo, a pesar de que en 2019 un juez le había concedido estatus de protección temporal debido a la violencia de pandillas en El Salvador. La Administración admitió que fue un error deportarlo, pero ha seguido intentando evitar su regreso a territorio estadounidense.
Recientemente, los representantes legales de Ábrego propusieron una lista de 20 países que consideraban peligrosos para su cliente. No obstante, el fiscal general adjunto de EE.UU., Brett A. Shumate, informó a la jueza Paula Xinis que el gobierno de Liberia, que no figuraba en esa lista, está dispuesto a recibir a Ábrego.
“Liberia es una democracia próspera y uno de los socios más cercanos de Estados Unidos en África”, señala la solicitud de la Fiscalía. “Es, además, un país comprometido con el trato humano a los refugiados”, agregaron los abogados del estado, quienes anticipan una resolución y el traslado de Ábrego García antes del 31 de octubre.
Simon Sandoval-Moshenberg, abogado de Ábrego García, criticó que la administración «ha elegido otro camino que parece diseñado para infligir el máximo sufrimiento».
«Sus acciones son punitivas, crueles e inconstitucionales», declaró Sandoval-Moshenberg, según ABC News. «A menos que Liberia garantice que no volverá a deportar al Sr. Ábrego García a El Salvador, enviarlo a Liberia no es menos ilegal que enviarlo directamente a El Salvador por segunda vez».
