En un movimiento significativo dentro de su política exterior, el Gobierno de Venezuela ha declarado el cierre de su embajada en Noruega, tres días después de que María Corina Machado, figura opositora, fuese reconocida con el premio Nobel de la Paz. Esta acción se enmarca en una ‘reestructuración integral de su Servicio Exterior’ con el fin de ‘defender la soberanía nacional y contribuir a la creación de un nuevo orden mundial’.
Además de cerrar sus embajadas en Noruega y Australia, Venezuela fortalece sus lazos con África abriendo nuevas embajadas en Zimbabue y Burkina Faso, según ha informado el gobierno de Nicolás Maduro. Esta expansión busca reforzar las relaciones con ‘dos naciones hermanas, socios estratégicos en la lucha anticolonial y la resistencia frente a presiones hegemónicas’, destacando la cooperación en sectores como agricultura, energía y educación.
El Ministerio de Exteriores venezolano ha subrayado que estas medidas reflejan una ‘voluntad inquebrantable de defender la soberanía nacional y de contribuir activamente a un nuevo orden mundial’. Ha indicado también que las necesidades consulares y las relaciones bilaterales con los países afectados por el cierre de embajadas se manejarán a través de misiones diplomáticas concurrentes, cuyos detalles se revelarán próximamente.
‘El objetivo central de esta reorganización es optimizar los recursos del Estado y redefinir nuestra presencia diplomática para fortalecer las alianzas con el Sur Global, promoviendo la solidaridad entre los pueblos y la cooperación en áreas estratégicas para el desarrollo mutuo’, ha afirmado la diplomacia venezolana.
El premio Nobel de la Paz fue otorgado a María Corina Machado por su ‘incansable esfuerzo’ en promover los derechos y libertades en Venezuela y propiciar una transición ‘justa y pacífica’ de ‘la dictadura a la democracia’. Contrariamente, Nicolás Maduro criticó fuertemente a la laureada, afirmando que el ‘90 por ciento de toda la población (venezolana) repudia a la bruja demoníaca’.