Durante la reciente sesión de control al Gobierno en el Congreso, se ha desatado una serie de acusaciones mutuas entre el PSOE y el PP por insultos proferidos en el recinto. La presidenta del Congreso, instando a la cordura, les ha solicitado «silencio y educación» y ha destacado que la ausencia de faltas de respeto comienza por no verbalizarlas.
Al iniciar el período de preguntas de la oposición, Santiago Abascal de Vox ha lanzado duras críticas contra el presidente Pedro Sánchez, calificándolo de «un corrupto, un traidor y un indecente», y criticando la gestión gubernamental en temas de seguridad y migración. A esto, Armengol ha reprendido la actitud de Abascal por su «mala educación» y advirtió: «Le retiraré del diario de sesiones sus insultos, pero le ruego que no vuelva a insultar en esta Cámara parlamentaria porque los ciudadanos no se merecen ese trato por parte de ningún diputado».
Posteriormente, Félix Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, ha acusado a la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, de ser una «embustera», «difamadora» y «cara de bulo y de embuste», a lo que Álvarez de Toledo ha respondido solicitando que no se eliminen sus palabras del registro para que «la historia y el mundo entero conozcan la catadura moral e intelectual de quien una vez fue ministro de Justicia, o presuntamente ministro de Justicia».
Montse Mínguez del PSOE ha criticado la conducta de la oposición destacando una frecuencia de «UN INSULTO CADA MINUTO Y MEDIO» y ha pedido la retirada de tales expresiones del diario de sesiones. La diputada del PP, Macarena Montesinos, ha reclamado que se tomen medidas contra las ofensas vertidas desde el lado socialista, enumerando una serie de descalificaciones recibidas por su grupo.
Armengol ha cerrado la sesión reafirmando que no tolerará discursos de odio ni actitudes que contravengan los principios democráticos del parlamento, asegurando que actuará para corregir y retirar cualquier falta de decoro parlamentario de las actas oficiales.