La formación Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha presentado recientemente en el Congreso una proposición no de ley (PNL) y una moción en el Senado, solicitando al Gobierno que reconozca la labor de Alphonse Arcelin Tadal, quien era médico y defensor de los derechos humanos. Gracias a sus esfuerzos, logró la repatriación de Molawa VIII, cuyo cuerpo había sido exhibido durante años en el Museo Darder de Banyoles, en Girona.
Desde 1978, Alphonse Arcelin residía en Cambrils, donde su familia se instaló. Dedicó su vida a la justicia social y la igualdad, trabajando como médico, activista y político tanto en el Ayuntamiento de Cambrils como en el Consell Comarcal del Baix Camp, ‘siempre con un compromiso firme con el bienestar de la ciudadanía y la dignidad de las personas, y la lucha contra el racismo’, según palabras del diputado independentista Jordi Salvador.
Alphonse jugó un papel crucial en la denuncia internacional del ‘Negro de Banyoles’, un líder tribal de la comunidad Dithakong conocido como Molawa VIII. Su cuerpo fue preparado por taxidermistas franceses en 1830 y mostrado por toda Europa.
La firmeza de Alphonse llevó a que varias naciones africanas protestaran por la exhibición del cuerpo en Banyoles, amenazando incluso con boicotear los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. El asunto escaló hasta las Naciones Unidas y, en el año 2000, el cuerpo de Molawa VIII fue finalmente enterrado con honores en Botsuana. ‘Esta repatriación fue el resultado de una lucha incansable por la justicia y la memoria histórica’, afirma Salvador.
‘Alphonse defendió siempre el respeto hacia todas las personas, independientemente de su procedencia o condición, y convirtió este episodio en un punto de inflexión en la defensa de la dignidad humana, y la lucha contra la discriminación racial que, hasta ahora, no se ha reconocido’, destacan desde ERC.
Por estas razones, solicitan al Gobierno central que incluya a Alphonse Arcelin en programas de memoria democrática y reconocimiento de defensores de los derechos humanos y de la diversidad cultural, como ‘ejemplo de compromiso ético y civismo’. ‘La historia no se puede tapar con silencio institucional. Y su lucha en defensa de los derechos humanos, y contra la discriminación racial, no puede quedar olvidada en un cajón’, concluye el parlamentario independentista.