El titular de Exteriores de España, José Manuel Albares, ha expresado su apoyo este jueves a una Unión Europea activa en el Sahel, destacando la necesidad de que el bloque comunitario se posicione como un «actor de primer nivel» en una región definida por la amenaza yihadista y la creciente presencia rusa.
«Vamos a apoyar la presencia de la UE y toda misión que se haga», declaró Albares desde Bruselas, enfatizando en la adopción de un enfoque renovado por parte de la UE hacia esta área estratégica, que previamente había sido escenario de varias misiones militares y civiles europeas.
La estrategia de los 27 países miembros incluye reanudar las conversaciones con las naciones del Sahel abiertas a la colaboración, en respuesta al fracaso de los regímenes militares en Malí, Níger y Burkina Faso, de acuerdo con la Unión Europea.
Albares subrayó la importancia de mantener a la UE como un «actor de primer nivel» y su participación con «todo tipo de misión» que se ajuste a las circunstancias particulares de cada país del Sahel. Según él, la situación de seguridad y el tipo de gobierno en cada país deberían guiar las relaciones con la UE.
El análisis de la diplomacia europea considera que las juntas militares han sido «fallidas» en mejorar la seguridad y que la expulsión de organismos internacionales ha facilitado el avance de grupos yihadistas y el aumento de la influencia rusa.
En la reunión en Bruselas, la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, defendió la nueva estrategia europea, liderada por Joao Cravinho, enfocada en cómo colaborar con los países del Sahel. «Necesitamos un mandato para continuar con ella», agregó.
Por su parte, el ministro de Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, criticó a Rusia por no cumplir con los compromisos adquiridos con las autoridades sahelianas ante el avance terrorista, citando a Malí como un ejemplo donde los yihadistas «rodean» la capital y mantienen un «bloqueo energético».
La diplomacia europea busca un enfoque unificado entre los 27 para restablecer contactos selectivos con aquellos países del Sahel más abiertos a la cooperación, siempre que se adhieran a ciertos estándares democráticos y sociales. «Como siempre, no será gratis. Exigiremos cosas a estos países», comunicaron fuentes europeas sobre los planes en curso.
