El Ejecutivo español ha expresado su condena hacia el bombardeo realizado por las fuerzas armadas de Israel sobre la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, único templo católico en la región, resultando en la muerte de tres personas y heridas a otras nueve, quienes se refugiaban allí junto a otros cientos de palestinos.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, se ha hecho un llamado a «el respeto de los lugares especialmente protegidos por el Derecho Internacional Humanitario» y se ha solicitado un «cese inmediato de las hostilidades y de los ataques indiscriminados a la población civil».
Además, el ministerio ha subrayado la «urgencia» de establecer un alto al fuego que facilite tanto la liberación de los rehenes israelíes como el ingreso de asistencia humanitaria al territorio palestino, donde la ofensiva israelí ha causado la muerte de más de 58.600 personas.
Poco antes de la declaración del gobierno español, la oficina del primer ministro de Israel ha «lamentado profundamente que una munición perdida impactara» en la iglesia y ha declarado que «cada vida inocente perdida es una tragedia». Según la Casa Blanca, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha admitido que el ataque «ha sido un error».