Política

Felipe VI urge a cuidar la convivencia, reclama diálogo y ejemplaridad y avisa de “hastío” por la tensión política

Felipe VI reclama en su Mensaje de Navidad diálogo, respeto y ejemplaridad para frenar el “hastío” ciudadano y blindar la convivencia democrática.

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El Rey Felipe VI en su Mensaje de Navidad, 24 de diciembre de 2025. POOL

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El Rey Felipe VI ha aprovechado su tradicional Mensaje de Navidad para dirigirse al conjunto de los españoles y reclamar que se proteja la convivencia democrática. Tomando como referente lo alcanzado durante la Transición, pese a las discrepancias de entonces, ha apelado especialmente a la clase política a reforzar el diálogo, el respeto a las opiniones ajenas y la ejemplaridad en el ejercicio de sus responsabilidades.

Desde el Palacio Real, igual que el año pasado y como ya hiciera en 2015, el monarca ha avisado del “hastío” generado por la tensión política y por la pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones, así como de las dudas que pesan sobre el porvenir de los más jóvenes, advirtiendo de que todo ello alimenta a “extremismos, radicalismos y populismos”.

Felipe VI ha recurrido a dos momentos clave de la historia reciente de España, el 50 aniversario del arranque de la Transición tras la muerte de Franco y la incorporación de España a la UE el 1 de enero de 1986, para reivindicar la capacidad del país de afrontar con éxito los retos de cada época y para expresar su confianza tanto en el presente como en el futuro.

“La Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad”, ha subrayado el jefe del Estado, remarcando que “surgió de la voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo” y que permitió que “el pueblo español en su conjunto fuera el verdadero protagonista de su futuro y asumiera plenamente su poder soberano”.

Quienes la hicieron posible, ha añadido, “aun con sus diferencias y sus dudas, supieron salvar sus desacuerdos y transformar la incertidumbre en un sólido punto de partida, sin tener la certeza de lograr lo que buscaban”. “Aquel coraje, el de avanzar sin garantías, pero unidos, es una de las lecciones más valiosas que nos enseñaron”, ha destacado.

El fruto de ese proceso fue la Constitución de 1978, “el conjunto de propósitos compartidos sobre el que se edifica nuestro presente y nuestro vivir juntos, un marco lo bastante amplio para que cupiéramos todos, toda nuestra diversidad”, ha recalcado.

La entrada en la UE, cuyo tratado de adhesión se firmó el 12 de junio de 1985 en el Salón de Columnas donde ahora ha pronunciado su discurso, puso fin a “una etapa marcada por un prolongado distanciamiento de una Europa con la que compartimos principios y valores y un proyecto común de futuro”. “Europa no sólo trajo modernización y progreso económico y social: afianzó nuestras libertades democráticas”, ha valorado.

En estas décadas, España ha vivido una “transformación sin precedentes” y ha logrado “consolidar las libertades democráticas, el pluralismo político, la descentralización, la apertura hacia el exterior y la prosperidad”. “Nuestra sociedad está forjada por generaciones que recuerdan la Transición y por otras que no la vivieron y que han nacido y crecido en democracia y libertad”, ha señalado.

En este punto, el Rey ha pasado a referirse al momento actual y ha admitido que “vivimos tiempos ciertamente exigentes”. “Muchos ciudadanos sienten que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso; que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes; que la velocidad de los avances tecnológicos genera incertidumbre laboral; o que los fenómenos climáticos son un condicionante cada vez mayor y en ocasiones trágico”, ha enumerado.

Hastío social y pérdida de confianza

“Tenemos muchos desafíos”, ha reconocido Felipe VI, subrayando a la vez que “los ciudadanos también perciben que la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección”. “Realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo”, ha advertido.

El Rey ha indicado que la fórmula que ha permitido a España superar los desafíos de los últimos 50 años, tanto dentro como fuera de sus fronteras, ha sido “voluntad, perseverancia y visión de país”. “Lo vimos en crisis económicas, en emergencias sanitarias, ante catástrofes naturales, y también lo vemos cada día en el trabajo callado y responsable de millones de personas”, ha añadido.

“España ha progresado cuando hemos sabido encontrar objetivos que compartir. Y la raíz de todo proyecto compartido es necesariamente la convivencia”, ha defendido, insistiendo en que es “la base de nuestra vida democrática”. “Quienes nos precedieron fueron capaces de construirla incluso en circunstancias difíciles, como las de hace 50 años”, ha recordado.

Como “la convivencia no es un legado imperecedero”, sino “una construcción frágil”, ha pedido que “todos debemos hacer del cuidado de la convivencia nuestra labor diaria”. “Y para ello necesitamos confianza”, ha puntualizado.

No obstante, ha lamentado que “en este mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atraviesan una inquietante crisis de confianza”, que “afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones”.

Advertencia frente a extremismos y populismos

En este contexto, ha alertado de que “los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esta falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro”.

“No basta con recordar que nosotros ya hemos estado ahí, que ese capítulo de la historia ya lo conocemos y que tuvo consecuencias funestas”, ha esgrimido el monarca, en clara referencia a la etapa de la dictadura franquista.

Según Felipe VI, “nos corresponde a todos preservar la confianza en nuestra convivencia democrática”. “Preguntémonos, sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?”, ha planteado.

Diálogo, respeto y ejemplaridad institucional

“Estoy hablando de diálogo, porque las soluciones a nuestros problemas requieren del concurso, la responsabilidad y el compromiso de todos”, ha defendido. “Estoy hablando de respeto en el lenguaje y de escucha de las opiniones ajenas; estoy hablando de especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos”, ha añadido, sin aludir a ningún caso concreto pese a un año especialmente tenso en el ámbito judicial.

“También de empatía y de la necesidad de situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política”, ha remachado el Rey.

En democracia, ha recordado, “las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas” y “avanzar consiste en dar pasos, con acuerdos y renuncias, pero en una misma dirección, no correr a costa de la caída del otro”. “España es, ante todo, un proyecto compartido: un modo de reunir, y de realizar, los intereses y aspiraciones individuales en torno a una misma noción del bien común”, ha subrayado.

“Cada tiempo histórico tiene sus propios desafíos. Los caminos fáciles no existen. Los nuestros no lo son ni más ni menos que los de nuestros padres o abuelos. Pero tenemos un gran activo: nuestra capacidad de recorrerlos juntos”, ha reivindicado Felipe VI.

Por ello, ha animado a los españoles a avanzar “con la memoria de estos 50 años” y “con confianza”. “El miedo solo construye barreras y genera ruido, y las barreras y el ruido impiden comprender la realidad en toda su amplitud”, ha alertado.

“Somos un gran país”, ha concluido, resaltando que “España está llena de iniciativa y de talento” y mostrándose seguro de que “podremos lograr nuestros objetivos, con aciertos y errores, si los emprendemos juntos, participando todos, orgullosos, de este gran proyecto de vida en común que es España”.