El presidente del Gobierno ha revelado recientemente un conjunto de acciones destinadas a ‘parar el genocidio’ en Gaza, que no contempla cortar las relaciones diplomáticas con el Gobierno de Benjamin Netanyahu ni retirar a la embajadora española en Tel Aviv, Ana Salomon, a pesar de las solicitudes de sus socios, especialmente IU y Podemos.
Tras la divulgación de las medidas, que incluyen la formalización de un embargo de armas a Israel vigente desde los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023, así como la prohibición de que barcos y aviones extranjeros que transporten armamento usen territorio español para llegar a ese país, sus socios reaccionaron inmediatamente.
Adicionalmente, el Gobierno ha indicado que prohibirá la entrada a España de ‘todas aquellas personas que participen de forma directa en el genocidio, la violación de Derechos Humanos y los crímenes de guerra en la Franja de Gaza’, aunque no especificó si esto afectaría al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, o a sus ministros.
En su primera evaluación de las medidas, la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, manifestó que su partido ‘no pueden conformarse’ y abogó por la retirada de la embajadora en Israel.
Por su parte, el coordinador federal de IU, Antonio Máillo, describió el paquete de medidas como ‘positivo pero insuficiente’, ya que su partido demanda un cese total de las relaciones diplomáticas y comerciales con el Gobierno de Netanyahu.
Estas demandas han sido constantes y hasta ahora, rechazadas por el Gobierno. La semana pasada, durante un debate sobre la presencia de un equipo israelí en La Vuelta a España, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, abordó nuevamente este tema.
Albares ha reiterado que la ruptura de relaciones diplomáticas es una medida excepcional, recordando que en democracia solo se ha usado una vez: en 1980, tras el asalto de las fuerzas de seguridad de Guatemala a la Embajada española, con un saldo de casi 40 muertos.
Aunque retirar a un embajador es menos extremo que romper relaciones diplomáticas, el Gobierno ha usado esta medida en pasadas ocasiones, como en 2024 con Argentina. Sin embargo, en el caso de Israel, aún no se ha optado por esta alternativa, a pesar de las tensiones recientes.
El argumento de Albares para mantener a la embajadora en Tel Aviv es similar al empleado para no expulsar a los diplomáticos rusos tras la invasión de Ucrania en 2022. España busca mantener el diálogo con Rusia, visto como un actor clave para resolver el conflicto, del mismo modo que con Israel.
‘No he retirado al embajador en Moscú ni tampoco he expulsado al embajador ruso de Madrid porque sé que al final, para alcanzar una paz, Rusia tendrá que sentarse a la mesa’, explicó recientemente Albares, enfatizando que España sigue comprometida con una solución de dos estados, lo que incluye a Israel.
