El Rey emérito, Juan Carlos I, ha compartido sus sentimientos de añoranza por España y su deseo de regresar desde su exilio en Abu Dabi, donde inicialmente creía que permanecería solo unas semanas, pero que ya se ha extendido por cinco años. Su principal pesar es que, a pesar de haber sido fundamental en la transición hacia la democracia en España, él mismo nunca ha disfrutado de la libertad personal, siendo su futuro dependiente de las decisiones de su hijo, el Rey Felipe VI, y del Gobierno de Pedro Sánchez.
Esta información se recoge en ‘Reconciliación’, las memorias de Don Juan Carlos escritas junto a Laurence Debray, que serán publicadas por la editorial Stock el 5 de noviembre en Francia, y de las cuales el semanario ‘Le Point’ ha adelantado algunos fragmentos.
«Desde mi nacimiento, no soy dueño de mi destino», expresa con pesar Don Juan Carlos, quien también rememora en su libro detalles de su vida, como su primer viaje a España y sus encuentros con Franco. Incluso después de casi cuatro décadas en el trono, afirma que ha tenido que acomodarse a los deseos de la Casa Real y el Gobierno actual, y que su vida ha estado marcada por las demandas de su país y su posición.
NUNCA HE SIDO LIBRE
«Di la libertad a los españoles instaurando la democracia pero nunca he podido beneficiarme yo mismo de esta libertad. Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por deber, que quienes se dicen mis amigos me han dado la espalda, me doy cuenta de que nunca he sido libre», se lamenta.
EXILIO EN ABU DABI
En relación a su exilio, donde fue recibido por el ahora presidente de Emiratos, Mohamed bin Zayed, el emérito revela que su hijo Felipe no estaba al tanto de su destino y que decidió partir para no perjudicar el funcionamiento de la Corona ni la gestión de su hijo como soberano. «Ninguna guerra, ninguna investigación judicial me obligaba a ello. Frente a la presión de los medios y del Gobierno, tras la revelación de la existencia de una cuenta bancaria que tenía en Suiza y acusaciones totalmente infundadas de comisiones, decidí partir», explica.
Don Juan Carlos, a quien no le agrada el término ‘emérito’ y preferiría ser llamado ‘rey padre’, admite que su actual aislamiento y desarraigo no son fáciles y está marcado por un sentimiento de abandono. No obstante, no pierde la esperanza de poder regresar a España y reconciliarse con su familia, especialmente con su nieta, la Princesa Leonor, a quien aconseja que «sea segura de sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y bondad y que sea la garante del respeto de la Constitución española».
Finalmente, sobre su futuro, el emérito señala que está en manos del Gobierno, destacando que no hay nada decidido ni organizado respecto a su funeral. «En estos momentos, me parece que no hay nada decidido ni organizado», concluye, esperando poder disfrutar de una jubilación tranquila y retornar a su hogar en España.
















