Madrid ha celebrado este jueves un acto de recuerdo a las víctimas del atentado que ETA cometió el 11 de diciembre de 1995 contra el personal civil de la Armada en el distrito de Puente de Vallecas, en el que murieron seis empleados y resultaron heridas otras 17 personas, cinco de ellas de carácter grave.
La ceremonia institucional ha tenido lugar junto al monolito que mantiene viva la memoria de aquel ataque, y ha congregado a representantes institucionales, miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, asociaciones de víctimas, vecinos y allegados. Tras guardar un minuto de silencio, los presentes han ido depositando flores a los pies del monumento.
Alrededor de medio centenar de personas han acompañado a supervivientes y familiares, que, visiblemente emocionados, han vuelto a revivir el atentado que hace tres décadas conmocionó a este barrio del sur de la capital.
La explosión, que se produjo poco antes de las 15,00 horas en un coche al paso de una furgoneta que trasladaba a trabajadores civiles, sumió la zona en un escenario de devastación, con incendios, vehículos y edificios dañados y escenas de pánico que activaron de inmediato a los servicios de emergencia y a numerosos vecinos que acudieron a socorrer a los heridos.
“TREINTA AÑOS DESPUÉS SEGUIMOS LLORANDO COMO SI FUERA HOY”
Entre los asistentes se encontraba Lucía González, esposa de uno de los supervivientes, que ha relatado a Europa Press que el impacto de lo ocurrido sigue muy presente en las familias, en el vecindario y en toda la ciudad, donde la herida continúa abierta.
“Hace 30 años mi marido salió herido. Estuvo muy mal, tres meses en la unidad de quemados. Pero gracias a Dios le tengo por aquí, vivito y dando guerra”, ha señalado. Aquel día, una casualidad le salvó la vida: “Él normalmente iba delante, pero venía de un curso y tuvo que ponerse atrás. Y gracias a que no le dejaron su sitio, está vivo. No era su momento”.
Lucía reconoce que regresar al lugar del atentado le sigue resultando muy duro. “Treinta años después seguimos recordando y seguimos llorando. Sentimos igual. Mis hijas me dicen ‘Mamá, ponte a llorar de una vez’”, explica. “No podemos dejarlo, la herida no se cierra, pero sirve para recordar, para que nadie olvide lo que hizo ETA y para que no intenten blanquearla”, subraya.
Relata también que, tras aquel 11 de diciembre, las familias afectadas han mantenido una estrecha relación que se ha reforzado con el paso del tiempo. “Estamos muy unidos. Cada 11 de diciembre nos reunimos, cantamos la Salve Marinera, dejamos flores y estamos juntos. Aquí vengo poco, me cuesta, pero cuando vengo recuerdo a los que ya no están y que mi marido sigue vivo”, ha expresado.
LA POLÍTICA MADRILEÑA RECUERDA A LAS VÍCTIMAS
Después del homenaje, el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García Martín, ha remarcado la importancia de que las instituciones mantengan su respaldo a las víctimas. “En la Comunidad de Madrid nunca vamos a ser equidistantes, siempre estaremos con las víctimas. Por eso nos entristece tener un Gobierno que pacta con los herederos de ETA. Equiparar víctimas y verdugos es una vergüenza”, ha señalado ante los medios.
Por su parte, la vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz, ha incidido en la necesidad de “no permitir que la memoria de las víctimas se pierda”. “Es mucho el dolor que sigue existiendo en tantas familias que perdieron de forma tan injusta y dramática a sus seres queridos. Toda democracia que se precie de serlo debe defender la libertad”, ha expresado.
Asimismo, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith, ha apelado a la defensa de la libertad y al recuerdo de los asesinados para “no plegarse al totalitarismo terrorista”. “Los asesinaron porque representaban a España, porque representaban los valores de la democracia y la libertad y porque representaban a los servidores públicos”, ha lamentado.
