La forma en que la dirección federal del PSOE ha reaccionado a los resultados electorales en Extremadura, donde el partido ha cosechado su peor dato desde la Transición, ha provocado un profundo malestar interno por un discurso que muchos consideran equivocado y desconectado de la realidad.
En la cúpula socialista se daba por hecho que se perderían los comicios, pero el castigo en las urnas ha superado las previsiones: 10 escaños menos, hasta el mínimo histórico de 18, y cerca de 100.000 papeletas menos que hace dos años, en una región que durante décadas fue emblema del socialismo gracias a sus mayorías absolutas encadenadas.
Pese a este revés, la portavoz de la Ejecutiva, Montse Mínguez, defendió el lunes en rueda de prensa, un día después de la cita electoral en Extremadura, que el PSOE estaba “más fuerte que nunca”. Estas declaraciones han causado rechazo en buena parte de la organización y algunos miembros de la dirección las califican de “una torpeza”.
“No es creíble” y resulta “absurdo”, sostienen las mismas fuentes, que creen que lo razonable sería admitir que el escenario actual es “muy delicado” y que los socialistas tienen la obligación de trabajar para darle la vuelta.
Sánchez, firme en su decisión de seguir
Pedro Sánchez ya había trasladado hace unas semanas que se siente con fuerza y “con más ganas que nunca”, en una charla informal con periodistas durante la tradicional copa prenavideña en Moncloa, donde reiteró su voluntad de continuar en el Gobierno y reivindicó que atraviesa un momento de madurez política que le permite gestionar mejor las crisis gracias a la experiencia acumulada.
Tras las elecciones en Extremadura, en la Ejecutiva celebrada este lunes para examinar el resultado del PSOE, Sánchez volvió a reafirmar su propósito de seguir al frente, aunque sin profundizar más. Por ello, algunas voces del partido consideran desacertado que desde Ferraz se lance un mensaje que no encaja con una derrota de tal magnitud.
Evitar un efecto dominó en el resto de autonomías
Los comicios del domingo han abierto el nuevo ciclo electoral y el PSOE apenas dispone de margen para procesar el golpe antes de encarar las próximas citas: Aragón el 8 de febrero, Castilla y León en marzo y Andalucía en junio.
Sin embargo, no se ha instalado la sensación de derrota inevitable. Diversas fuentes de la dirección consultadas insisten en que cada contienda “será distinta” y sostienen que el revés en Extremadura no tiene por qué provocar un efecto dominó en las demás comunidades, como pretende el PP.
Aun así, alertan de que será imprescindible redoblar los esfuerzos para activar al electorado progresista, haciéndole ver que “el momento es difícil” y exige un plus de responsabilidad e implicación, tanto acudiendo a las urnas como actuando de altavoz del mensaje socialista.
Reclaman más ambición en las campañas
Ante una inclinación del voto hacia la derecha que perciben como generalizada, en el PSOE reclaman cambios de enfoque en las campañas y en la forma de dirigirse a su base electoral. Consideran que no basta con poner en valor la gestión del Gobierno, que juzgan “buena”, y exigen “algo más”.
En esta línea, apuestan por elevar la “ambición” en los mensajes y en la estrategia electoral. “No podemos resignarnos y salir a empatar porque terminas perdiendo”, resume un dirigente, que reclama un discurso más contundente y movilizador para los próximos meses.