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Más de 450 grupos armados han empleado drones en ataques en los últimos cinco años, según ACLED

ACLED documenta que 469 grupos armados no estatales han usado drones en ataques en 17 países, reflejando su rápida expansión como arma accesible.

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Más de 450 grupos armados han empleado drones en ataques en los últimos cinco años, según ACLED

Más de 450 grupos armados han empleado drones en ataques en los últimos cinco años, según ACLED

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Más de 450 grupos armados de todo el mundo, desde cárteles del narcotráfico hasta insurgentes y organizaciones terroristas, han recurrido en los últimos años al uso de drones para perpetrar ataques. Esta práctica, que se ha disparado de forma exponencial, evidencia que el acceso a esta tecnología es cada vez más sencillo, de acuerdo con ACLED, un observatorio independiente especializado en el seguimiento de conflictos a escala global.

Según el recuento elaborado para el Índice de Conflicto 2025, un total de 469 actores armados no estatales –entre ellos insurgencias, milicias, bandas criminales, cárteles transnacionales y grupos terroristas– han utilizado drones al menos una vez en operaciones ofensivas durante los últimos cinco años. De ellos, 58 recurrieron a esta herramienta por primera vez en los últimos doce meses.

El incremento registrado desde 2020 pone de relieve la transformación de las guerras actuales, en las que los grupos armados no estatales logran acceder a tecnología antes reservada casi en exclusiva a los estados o, en su defecto, adaptan recursos limitados para ampliar sus arsenales. Para ello recurren a drones comerciales de fácil adquisición, que modifican para emplearlos como armas, subraya el informe consultado por Europa Press.

La dinámica se ha intensificado especialmente en los dos últimos años, según explicó el responsable de Análisis de ACLED, Andrea Carboni, durante la presentación del índice. El observatorio ha verificado ataques con drones en al menos 17 países a lo largo de 2025, entre ellos Birmania, México, Colombia y Siria, lo que refleja una creciente “democratización” de su uso como instrumento bélico.

“El hecho de que el acceso sea fácil, que no cuesten mucho y que aprender a usarlos sea bastante sencillo, hace que sean una herramienta muy accesible y muy popular entre muchos grupos armados” en todo el mundo, ha reconocido el responsable de ACLED.

Haití y Birmania, ejemplos del nuevo escenario

Carboni señala como caso paradigmático Haití, que ocupa la octava posición en el ranking del Índice de Conflicto –que tiene en cuenta la letalidad, la extensión, el riesgo para la población civil y la fragmentación–. El país caribeño ha escalado tres puestos este año, después de que el número de fallecidos prácticamente se duplicara hasta unos 4.500 y se incrementaran también los ataques dirigidos contra civiles.

El uso de drones en este contexto “ha tenido amplias consecuencias y efectos en la población”, ha destacado. ACLED ha documentado que “algunas de las bandas que operan en el país han empleado drones y lo han hecho justo después de que el Estado y algunas contratas militares privadas vinculadas al mismo los hayan empleado, especialmente en zonas pobladas por civiles”, ha indicado Carboni, quien incide en que “hay un elemento de aprender a veces de tus enemigos y otras de tus aliados”.

También resalta el caso de Birmania, que se mantiene en segunda posición en la clasificación –solo por detrás de Palestina– debido a la fuerte fragmentación del conflicto, marcado por la presencia de una miríada de grupos armados no estatales enfrentados al Ejército birmano desde el golpe de Estado militar de 2021.

En este país asiático, los grupos armados tomaron inicialmente la delantera en el despliegue de drones armados, logrando superar las defensas antiaéreas de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, estas “han aprendido” en los últimos tiempos de sus adversarios y han empezado a incorporar cada vez más estos sistemas, aunque continúan utilizando de forma intensiva la aviación militar, con el consiguiente impacto sobre la población civil.

El empleo masivo de drones por parte de los grupos armados de base étnica en Birmania, y de forma creciente también por las fuerzas estatales, sitúa al país como el tercer escenario con mayor uso de estos aparatos, solo por detrás de Ucrania y Rusia, según los datos recopilados por ACLED.

Por otro lado, Carboni subraya el papel de las Fuerzas de Reacción Rápida (RSF) de Sudán, una milicia paramilitar que “han convertido los drones en su herramienta más efectiva contra las Fuerzas Armadas sudanesas”, las cuales, a su vez, cuentan con la fuerza aérea en la guerra civil que asola el país.

Las RSF se situaron como el grupo armado no estatal con mayor número de víctimas civiles en 2025, de acuerdo con ACLED, con al menos 4.200 personas asesinadas, una cifra que no reflejaría la magnitud real de las matanzas indiscriminadas atribuidas a esta milicia, que recurre a drones para atacar escuelas o campamentos de desplazados, entre otros objetivos. Hasta noviembre, el grupo había empleado drones en 178 ocasiones en sus operaciones, según los datos consultados por Europa Press.

Cárteles de la droga y organizaciones terroristas

ACLED también ha documentado el uso de drones con fines ofensivos por parte de bandas criminales y cárteles de la droga, como el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa y la Familia Michoacana en México; el Comando Vermelho en Brasil, así como las disidencias de las FARC y el ELN en Colombia.

Del mismo modo, múltiples organizaciones terroristas han incorporado esta tecnología a sus tácticas en los últimos años. En Oriente Próximo, grupos como Hamás o Hezbolá, además del PKK, han recurrido a drones en sus operaciones, mientras que en Asia lo han hecho tanto los talibán afganos como los talibán paquistaníes (TTP).

En el continente africano destaca, sobre todo, la filial de Al Qaeda en el Sahel, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), que ha llevado a cabo más de medio centenar de ataques con drones, principalmente en Burkina Faso y Malí. También los distintos brazos regionales de Estado Islámico en países como Nigeria o Somalia han adoptado esta herramienta.

El comité de seguimiento de las sanciones de la ONU contra Al Qaeda y Estado Islámico viene alertando desde hace tiempo del empleo de drones por parte de las filiales de ambos grupos en sus acciones armadas.

En su último informe, publicado en julio de 2025, señala que ambas organizaciones “están intentando hacerse con conocimientos especializados sobre vehículos aéreos no tripulados mediante la contratación de especialistas, dada la creciente proliferación de estos vehículos, incluidos los drones armados, registrada recientemente”.

En el caso de JNIM, según este documento consultado por Europa Press, en febrero de 2025 utilizó drones con visión remota en Djibo (Burkina Faso) para lanzar sobre posiciones militares artefactos explosivos improvisados elaborados a partir de botellas de plástico. Esta rama de Al Qaeda recurre a drones equipados con GPS y cámaras con estabilización de imagen, como los modelos Matrice, Mavic 3 y Mavic 2 de DJI.

Por su parte, Estado Islámico en África Occidental (ISWA) perpetró su primer ataque rudimentario con drones armados a finales de diciembre de 2024 contra instalaciones militares en los estados de Borno y Yobe, en Nigeria. Los aparatos iban equipados con granadas y se utilizaron contra campamentos de seguridad, lo que, según el comité de la ONU, demuestra que el grupo está adaptándose al uso de esta tecnología.