Revuelta ha acusado este lunes a la cúpula nacional de Vox de “inventarse” un supuesto desvío de los fondos recaudados para ayudar a los damnificados por la dana con el fin de “intervenir” la organización juvenil, después de que esta convocara una protesta contra Carlos Mazón.
La plataforma juvenil, de ideología próxima a Vox y con dirigentes vinculados al partido, se encuentra en el centro de la polémica a raíz de la denuncia que el exvicepresidente de Revuelta y asesor de Vox en Bruselas, Arturo Villarroya, presentó ante la Fiscalía por “presuntas irregularidades, posible estafa en el destino de fondos y cobro de cuotas de afiliación sin derechos asociados”.
Villarroya abandonó la Junta Directiva de Revuelta tras exigir sin éxito el acceso a las cuentas de la organización. Por su parte, Revuelta, conocida por las protestas contra la amnistía ante la sede del PSOE en Ferraz, rechaza de plano las “irregularidades” y sostiene que se trata de un movimiento “limpio y transparente” que “probará todo lo que tenga que probar”.
Desde Vox niegan una relación orgánica con la organización juvenil pero, ante “el rumor de irregularidades” en las donaciones destinadas a los afectados por la dana, reclamaron “transparencia absoluta” a los trabajadores del partido vinculados a Revuelta, sin mencionar en ningún momento a Villarroya.
La formación que lidera Santiago Abascal afirma que fue informada de que los responsables de Revuelta —el presidente, Jaime Hernández, y sus principales colaboradores, Santiago Aneiros y Pablo González Gasca, a los que tampoco cita expresamente— se oponían a esa “transparencia” e “incluso a presentar las cuentas”, motivo por el que elevó una denuncia ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante.
Del apoyo inicial al choque por la dana
Tras varios días de reproches mutuos y de informaciones periodísticas que apuntan a que Vox habría estado al tanto de las supuestas irregularidades, Revuelta ha difundido una cronología sobre su origen y su relación con la dirección nacional del partido.
Detallan que la organización se creó en octubre de 2023, en pleno auge del malestar social por la amnistía a los implicados en el 'procés', como “herramienta de protesta”. Señalan que Vox les brindó apoyo en un primer momento, aunque siempre bajo la premisa de ser una estructura “autónoma e independiente”.
Revuelta fija el punto de inflexión en la crisis provocada por la dana. “La dirección de Vox se aprovecha de las acciones solidarias de Revuelta para justificar su inacción”, denuncia la organización juvenil en un mensaje en su cuenta de X. Añaden que Bambú “estalla” contra Revuelta después de que el colectivo convocara una manifestación contra el presidente, Pedro Sánchez, y el expresidente valenciano Carlos Mazón, “aliado de la dirección de Vox”, puntualizan.
A partir de ese momento, “la dirección de Vox no puede desmarcarse de Revuelta, porque supondría renunciar al rédito político de la ayuda de la dana, pero tampoco puede controlar la asociación”, prosigue el relato de Revuelta, que sostiene que es entonces cuando la cúpula del partido “comienza a cuestionar la gestión política de Revuelta como pretexto para intervenir la asociación”.
Según la organización juvenil, la dirección de Vox se apoyó en Elsa Almeda, que ejerció de portavoz de Revuelta, y en su pareja, Pau Ruiz, responsable de la cuenta de X 'Españabola', del entorno de Vox, para “tratar de dar un golpe de estado y robar la asociación”. En este punto aluden a “la famosa reunión” entre Kiko Méndez Monasterio, hombre de máxima confianza de Santiago Abascal, y González Gasca, difundida por varios medios, en la que se abordó la situación interna de Revuelta.
“La dirección de Vox se inventa unas irregularidades económicas como pretexto para tomar el control de Revuelta”, sostienen en X, aunque “el golpe fracasa, Pau Ruiz termina marginado de la asociación y de Vox, pero Revuelta se ve obligada a ceder el control político de la asociación a Jordi de la Fuente para evitar el despido de varios trabajadores de Vox”. De la Fuente es secretario general del sindicato político vinculado a Vox, Solidaridad, cuya candidatura generó polémica por atribuírsele simpatías con el nazismo.
El papel de Solidaridad y la Secretaría General de Vox
“Durante la regencia de Jordi de la Fuente, la dirección de Vox pone en marcha la persecución interna de González Gasca para que aparte a Jaime Hernández y ceda el control, integrando la asociación en Solidaridad”, relatan desde Revuelta. Ante el “punto muerto” de esta vía, la dirección habría encargado a la secretaria general adjunta de Vox, Montse Lluís, “hacerse con el control” de la organización juvenil.
Según publicó este lunes ‘El Mundo’, en una reunión celebrada en la sede de la fundación Disenso, vinculada a Vox, González Gasca ofreció una auditoría para acreditar que no existían irregularidades en las cuentas de Asoma, la asociación pantalla con la que Revuelta canaliza su apoyo a personas mayores. Vox, de acuerdo con esa información, consideró inicialmente suficiente esa auditoría, pero después dejó de aceptarla como garantía.
En su mensaje en X, Revuelta ratifica que González Gasca planteó esa auditoría y que Vox la dio por buena en un primer momento, pero posteriormente “comenzó a reclamar de forma ilegítima las cuentas de la asociación”, que se ofreció “a presentar la documentación solicitada a la dirección de Vox a cambio de la firma de un documento de confidencialidad”, condición que la cúpula del partido rechazó.
A continuación, la organización juvenil asegura que se les “chantajea en firme con sus empleos si no proceden a liquidar la asociación” y señalan a Arturo Villarroya y Javier Esteban —otro dirigente de Revuelta que denunció supuestas irregularidades en las donaciones y abandonó la entidad— de “ceder al chantaje y alinearse con las calumnias de la dirección de Vox”.
Revuelta sostiene que González Gasca fingió “estar alineado” con la dirección del partido y actuó como interlocutor de Jaime Hernández mientras recababa información, pero que Vox “lanzó un último órdago” a la organización juvenil, amenazando con denunciar a la dirección “no sumisa por irregularidades económicas si no cede” el control. Concluyen que se negaron a hacerlo y que, por ese motivo, Vox ha puesto en marcha una ofensiva judicial y mediática contra Revuelta.
Desde la formación de Abascal recalcan, por su parte, que los audios filtrados a la prensa prueban que el partido actuó “con diligencia y responsabilidad” ante las sospechas de irregularidades. Remiten a la denuncia presentada ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante y rehúsan entrar en una confrontación pública con Revuelta.