En una reciente intervención, el Rey Felipe VI ha reafirmado la disposición de la Corona a continuar su proceso evolutivo como lo ha venido haciendo a lo largo de casi 50 años de monarquía parlamentaria. Asimismo, ha instado a valorar las enseñanzas de la Transición, no como una ‘irrepetible excepción histórica’, sino como un camino a seguir conjuntamente.
El evento, que tuvo lugar en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, abordó el rol de la Corona en la democratización de España durante el periodo 1975-1982 y contó con la colaboración del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. Durante su discurso, Felipe VI destacó la naturaleza dinámica de la democracia española, que ha sabido adaptarse y mantener su esencia frente a los desafíos del tiempo.
‘No los rehúye, no escapa de ellos: ofrece soluciones concretas para el tiempo que nos toca vivir’, enfatizó el monarca, subrayando esta adaptabilidad como fuente de legitimidad renovada.
El Rey reiteró su compromiso con una ‘monarquía renovada para un tiempo nuevo’, expresión que ya utilizó el día de su proclamación, y marcó distancia con la gestión de su padre, Juan Carlos I, quien recientemente ha resaltado su participación en la Transición y la democratización del país.
ELOGIO DE LA TRANSICIÓN
Felipe VI dedicó un segmento importante de su discurso a la Transición, recordando cómo se gestó la concordia en un momento crucial, reflejado en la inscripción de la tumba de Adolfo Suárez: ‘la concordia fue posible’. A su juicio, este consenso no debe ser visto como algo puntual, sino como un legado perdurable y relevante para la sociedad actual.
Con estas reflexiones, el rey exhortó a estudiar la Transición no desde la nostalgia o la idealización, sino como una herramienta útil y relevante para el presente y el futuro de España. Así, reafirmó la importancia de seguir nutriendo este legado para mantener a España en la vanguardia global y contribuir al progreso humano.
