El sector cuenta con una bajada en la factura energética ante la entrada de las fotovoltaicas en el control de tensión

La UNEF valora muy positivamente el Real Decreto-ley que aprobará este martes el Consejo de Ministros con medidas para robustecer el sistema tras el apagón nacional

Imagen de archivo de unas placas solares en el complejo tecnológico de Móstoles | Eduardo Parra (Europa Press).

Imagen de archivo de unas placas solares en el complejo tecnológico de Móstoles | Eduardo Parra (Europa Press).

El Consejo de Ministros de este martes tiene previsto aprobar el Real Decreto-ley adelantado por la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen; y de seguir el guion previsto, el sector anticipa una posible reducción en la factura de la electricidad.

La iniciativa integra una batería de medidas para evitar situaciones semejantes a la ocurrida el pasado 28 de abril, cuando una escalada de sobretensión y desconexiones en cadena resultaron en un apagón nacional. Entre ellas, destaca la entrada de las fotovoltaicas y eólicas en el sistema de control de tensión de la red.

En declaraciones a Demócrata, UNEF (Unión Española Fotovoltaica) recuerda que la tecnología fotovoltaica ya tiene la capacidad de controlar la tensión, pero la regulación aún no se lo permite. “Desde el sector fotovoltaico, valoramos positivamente el anuncio hecho por la ministra Sara Aagesen de que se va a acelerar la aprobación del procedimiento de Operación 7.4, que permitirá a la tecnología fotovoltaica contribuir a controlar la tensión de la red, una propuesta que se lleva solicitando desde hace tiempo por parte del sector”, afirman.

Asimismo, aseguran que “como el control de tensión tiene un fuerte componente geográfico, la fotovoltaica, como energía muy distribuida por el territorio; está particularmente bien adaptada para aportar este servicio a la red”.

“Al tratarse de una tecnología sin costes marginales asociados al consumo de combustible, podrá participar en este servicio con ofertas muy competitivas. Esto resultará en una reducción de precios, como ya hemos observado en otros mercados donde participa la fotovoltaica, como el mercado diario y los otros servicios de ajuste y balance”, remachan desde UNEF.

Por último, abundan insisten que “a través de la participación en el servicio de control de tensión, la fotovoltaica contribuirá a contener los costes de las restricciones técnicas, que se han multiplicado por 10 en los últimos años”.

Según ha adelantado El País y ha podido confirmar Demócrata, el Real Decreto-ley que recibirá luz verde este martes no solo recoge la participación de la eólica y la fotovoltaica en el control de la tensión, sino que se dará un impulso al almacenamiento que permitiría a las plantas solares y eólicas acumular la energía producida en horas de sol y viento para poder ser dispensada en otro momento, y la flexibilización de los plazos para instalar nuevos proyectos eólicos y fotovoltaicos.

La importancia de la tensión

El Ejecutivo pretende, con esto, robustecer el sistema de control de tensión, una de las principales causas del apagón. El informe elaborado por el Comité de análisis de la crisis eléctrica concluyó que, si bien el “cero energético” tuvo origen multifactorial, éste se debió a un fenómeno de sobretensiones que provocó una reacción en cadena de desconexiones, algunas de las cuales se realizaron de manera indebida, fuera de los limites autorizados.

¿Qué ocurrió?

El cero energético comenzó a fraguarse el día anterior, el 27 de abril. El operador del sistema programó 10 centrales térmicas para el control dinámico de la tensión, labor por la que se reciben compensaciones económicas y que tiene como finalidad controlar la tensión, absorbiendo o generando energía reactiva.

Horas después, sobre las 20:00 del 27 de abril, una de las centrales se declaró indisponible, ante lo que el operador del sistema (Red Eléctrica) decide reprogramar, pero no sustituir.

Se prosigue y, al día siguiente, lunes 28 de abril, comienzan a registrarse inestabilidades desde las 09:00 horas, siendo desde las 10:30 horas cuanto las subidas y bajadas fueron mayores, aunque las tensiones se mantenían en los límites fijados por la normativa. En este punto, se concluye que el sistema operaba dentro del marco de máximos y mínimos, aunque con inestabilidad.

El sistema europeo está interconectado y sus extremos, España y Turquía, reciben oscilaciones mayores que pueden ser peligrosas y causar desconexiones. Son “naturales, conocidas y frecuentes”; pero a las 12:03 se registró una oscilación atípica con origen en la Península y en una central en específico (que Aagesen no ha concretado).

Entonces, el operador del sistema aplicó los protocolos y resultaron efectivos. Se mallaron las redes, lo que ayuda a amortiguar, pero contribuye al aumento de tensión. La oscilación se amortiguó a las 12:16, pero a las 12:19 horas aparece una nueva y se vuelven a aplicar las medidas.

El protocolo es eficaz, pero tiene un efecto negativo en la tensión, por lo que Red Eléctrica ordena conectar una nueva central en la zona sur. Y he aquí un punto clave: la central necesita hora y media para arrancar y se programa a las 14:00 horas, por lo que el cero energético se dio antes de que pudiera conectarse y dar capacidad de regulación de tensión.

Además, Red Eléctrica detectó que algunas de las centrales programadas no estaban regulando tensión según lo previsto en la normativa.

 A las 12:32 se perciben subidas de tensión rápidas y el operador identifica desconexiones de plantas pequeñas primero y de mayor envergadura después. El efecto cascada ya se había iniciado. Algunas de estas desconexiones, según el informe, se realizaron de manera indebida y el fenómeno de sobretensiones acabó por colapsar el sistema. Por tanto, el motivo que provocó el cero fue la falta de capacidad de regular tensión.

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