En España, la comunidad trans muestra un conocimiento limitado y un uso escaso de las principales tácticas preventivas contra el VIH, como son la profilaxis pre-exposición (PrEP) y la profilaxis post-exposición (PEP), a pesar de ser considerados un grupo prioritario en la lucha contra la epidemia del VIH y de que estos tratamientos se ofrezcan de manera gratuita en el Sistema Nacional de Salud (SNS), de acuerdo con una investigación encabezada por la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Los resultados de esta investigación, difundidos en la revista ‘International Journal for Equity in Health’, provienen del estudio Transaludes, que es el primer análisis a nivel nacional sobre la salud de una amplia y diversa muestra de individuos trans y/o no binarios residentes en España, cuyos resultados se presentaron el año pasado.
El estudio reciente examinó los datos de 1,468 personas mayores de 15 años, recopilados entre octubre de 2023 y marzo de 2024 mediante métodos de captación tanto online como presencial, incluyendo redes sociales, organizaciones comunitarias y unidades de identidad de género. Reveló que solo la mitad de los participantes estaba informada sobre la PrEP, solamente un 15% sabía cómo obtenerla y apenas un 2,8% la había usado alguna vez. Con respecto a la PEP, los datos son aún más desalentadores: solo un tercio la conocía, un 13% sabía cómo solicitarla y solo un 1,6% la había utilizado, generalmente en una sola ocasión.
A pesar de estar disponibles en el sistema de salud público desde hace años, estas cifras destacan las desigualdades en salud y el amplio margen para mejorar la implementación de estas medidas preventivas. Es esencial considerar los determinantes sociales y estructurales de la salud para integrar de manera inclusiva a una población que, según ONUSIDA, es crucial en la lucha contra el VIH.
El conocimiento y uso de estas estrategias fue mayor entre mujeres trans y personas no binarias, entre quienes poseen estudios universitarios, y también entre aquellos que han pasado por algún proceso médico relacionado con la transición o que han tenido prácticas sexuales de riesgo. El uso de estas estrategias fue más frecuente entre personas mayores de 30 años, residentes en grandes ciudades y con prácticas sexuales de mayor riesgo.
Los investigadores enfatizan la necesidad de intensificar las medidas de prevención del VIH, especialmente entre los hombres trans, las personas más jóvenes, con menor nivel educativo, residentes en localidades más pequeñas o con prácticas sexuales de alto riesgo. A pesar de que la comunidad trans es una de las poblaciones prioritarias en la respuesta a la epidemia de VIH, la estigmatización y la discriminación estructural continúan traduciéndose en desigualdades en la salud.
