Investigadores de la Universidad Europea han demostrado que la práctica regular y prolongada de ejercicio físico es “clave” para preservar y mejorar la salud de quienes han superado un cáncer en la infancia. Estos individuos tienden a presentar una capacidad reducida para correr y saltar, además de un engrosamiento en la pared del ventrículo izquierdo, un precoz indicativo de cardiotoxicidad.
“No significa que vayan a enfermar mañana, pero pone deberes a largo plazo”, explicó Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Europea. Según él, combinar el ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza ayuda a mantener la fracción de eyección y mejora la deformación cardíaca, permitiendo detectar daños antes de que se manifiesten problemas evidentes.
Lucía también destacó que tratamientos como las antraciclinas y la radioterapia tienden a debilitar las paredes del ventrículo izquierdo, mientras que el ejercicio tiene un efecto fortalecedor. Durante el estudio, que siguió a 126 supervivientes durante cuatro años y los comparó con un grupo sano, se observó que tras recibir el alta médica muchos niños reducían su actividad física, deteriorando su condición física general.
La investigación también correlacionó las pruebas de esfuerzo con los pasos diarios y los minutos de juego, concluyendo que a mayor actividad física, mayor fortaleza y menor remodelación cardíaca adversa. “La verdadera protección aparece cuando la rutina se traslada al hogar y al colegio. Necesitamos que correr en el patio o jugar al fútbol forme parte de la medicación”, insistió Lucía, recomendando al menos tres sesiones semanales de ejercicio divertido para los niños.
En cuanto a la metodología, Lucía sugirió que la combinación ideal incluye bicicleta, carrera y juegos con ejercicios de fuerza utilizando gomas, pesas o el propio peso corporal, siempre bajo la supervisión de profesionales formados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y fisioterapeutas. Aunque mencionó la escasez de financiación y profesionales, destacó el papel de fundaciones y proyectos europeos en la cobertura de estas necesidades. “El sistema no puede contratar entrenadores para todos, pero fundaciones y proyectos europeos ya cubren ese hueco. Cuando hay evidencia y voluntad, las barreras caen”, afirmó.
Finalmente, Lucía quiso transmitir un mensaje de tranquilidad, destacando que España se encuentra entre los países con mejores tasas de curación en Oncología pediátrica y enfatizó que un ejercicio adecuadamente supervisado no solo mitiga los efectos secundarios del cáncer, sino que puede mejorar la salud en general de los niños.