Alerta médica: la diabetes puede deteriorar la visión de manera ‘silenciosa’ y causar retinopatía diabética

La diabetes puede impactar gravemente la visión de manera 'silenciosa', conduciendo a la retinopatía diabética si no se trata a tiempo.

Marta S. Figueroa, directora de la Unidad de Retina en Clínica Baviera, ha señalado que la diabetes puede dañar la visión de forma ‘silenciosa’ y desencadenar retinopatía diabética, un trastorno que deteriora los vasos sanguíneos de la retina y podría resultar en pérdida de visión si no se descubre y atiende adecuadamente.

Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, Clínica Baviera ha resaltado la influencia de esta patología metabólica en la visión. Se estima que más de cinco millones de adultos en España, aproximadamente el 14% de la población, padecen esta enfermedad.

La retinopatía diabética afecta principalmente a quienes sufren de diabetes mellitus tipo 1 y generalmente no muestra síntomas en etapas tempranas, lo que permite que la enfermedad avance inadvertida. ‘Esta patología no duele, y por eso muchas veces el paciente no consulta hasta que nota que ve borroso o menos nítido. Cuando aparecen los primeros síntomas, la enfermedad ya suele estar en una fase más avanzada’, explicó la doctora Figueroa.

Por este motivo, se recomienda que todas las personas diabéticas se realicen una revisión oftalmológica al menos una vez al año. ‘Revisar el fondo de ojo permite detectar alteraciones antes de que afecten a la visión’, enfatizó la directora de la Unidad de Retina de Clínica Baviera.

CÓMO ACTUAR ANTE LA RETINOPATÍA DIABÉTICA

Figueroa detalló que si se detecta la retinopatía diabética en fases tempranas, es crucial intensificar el control de la diabetes y cuidar la salud ocular con hábitos que limiten su progresión y revisiones periódicas.

Es vital mantener estables los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial, seguir una dieta equilibrada, ejercitarse regularmente y evitar el consumo de tabaco y alcohol. La colaboración entre diabetólogos y oftalmólogos es fundamental para un seguimiento adecuado y una actuación rápida ante cualquier alteración visual.

Si la enfermedad avanza y surgen complicaciones como el edema macular o la formación de vasos sanguíneos anómalos, existen tratamientos específicos como las inyecciones intraoculares de fármacos antiangiogénicos o corticoides de liberación gradual que ayudan a manejar la inflamación y el daño vascular. En casos más severos, pueden ser necesarios procedimientos como la vitrectomía para tratar hemorragias en el vítreo o desprendimientos de retina, o el uso de láser. Según Figueroa, la combinación de tratamientos médicos y quirúrgicos actuales ofrece resultados eficaces, especialmente si se aplican a tiempo.

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