Antonio García-Quintana, quien dirige la Unidad de Insuficiencia Cardíaca en el Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, ha destacado la necesidad de vigilar los índices de la Lipoproteína(a), conocida como Lp(a). Esta sustancia, similar al colesterol LDL, incrementa significativamente el peligro de sufrir infartos, ictus y otras afecciones cardiovasculares cuando se encuentra en niveles altos.
Puede llegar a aumentar casi tres veces el riesgo de estenosis aórtica, 2,5 veces el riesgo de infarto y 1,6 veces el riesgo de ictus, enfatizó García-Quintana en un evento formativo para periodistas de Novartis, dentro del Congreso ESC 2025 de la Sociedad Europea de Cardiología.
Se considera que los niveles de Lp(a) son elevados si superan los 50 mg/dl, una condición que afecta a uno de cada cinco individuos globalmente. A pesar de su baja notoriedad, la elevación de Lp(a) es la más común entre las dislipidemias hereditarias y tiene una fuerte relación con enfermedades cardiovasculares, siendo seis veces más aterogénica por partícula que el colesterol LDL.
La Lp(a), que contiene apoa(a) y es la principal transportadora de fosfolípidos oxidados, posee características proaterogénicas, proinflamatorias y protrombóticas. Debido a su origen genético, su nivel no se modifica sustancialmente con la dieta o el estilo de vida, manteniéndose relativamente constante a lo largo de la vida.
Por ello, se recomienda medirse la Lp(a) al menos una vez en la vida. Porque los niveles no van a variar, son muy estables. Si se mide a los 20 años y se repite a los 30, los niveles van a ser muy parecidos, mencionó García-Quintana, agregando que las mujeres tienden a tener niveles un poco más altos que los hombres.
El experto subrayó que aunque los niveles de Lp(a) se mantengan estables, su medición es crucial para mejorar la evaluación del riesgo cardiovascular y permitir una mejor clasificación de los pacientes en categorías de mayor riesgo, lo que facilita un seguimiento y tratamiento más intensivos de otros factores de riesgo cardiovascular modificables.
Esta información nos sirve para intensificar la prevención cardiovascular global. Este tipo de pacientes deben dejar hábitos como el tabaco e intentar bajar los niveles de colesterol LDL, destacó el especialista.
MEDICACIÓN LIMITADA
En cuanto a la medicación, García-Quintana explicó que las opciones actuales para manejar la Lp(a) son limitadas y no reducen significativamente sus niveles. Existen los inhibidores de PCSK9 (iPCSK9), pero como mucho bajan un 20 o 30 por ciento la Lp(a), indicó, mientras se desarrollan investigaciones sobre nuevos medicamentos.
La medición de la Lp(a) se realiza a través de una muestra de sangre y no requiere un test genético ni estar en ayunas. Sin embargo, el experto resaltó que no es común incluir esta prueba en los exámenes de sangre rutinarios, por lo que debe solicitarse específicamente. La Lp(a) no viene en el perfil lipídico rutinario, pero se puede justificar si hay algún paciente que sospechemos que podría tener niveles elevado, apuntó.
Finalmente, García-Quintana mencionó que medir la Lp(a) no implica un costo excesivo, por lo que se contempla su posible inclusión en análisis de sangre rutinarios en el futuro.