La Alianza por el Sueño ha lanzado un decálogo este miércoles donde solicita la organización de la jornada escolar conforme al ritmo biológico de los alumnos, considerando el cronotipo prevalente en cada nivel educativo, con el objetivo de propiciar un sueño reparador, fundamental para el desarrollo cognitivo, emocional, físico y mental de niños y adolescentes.
En la propuesta se recomienda seguir el ciclo circadiano básico de actividad y descanso durante la vigilia, sugiriendo pausas de tres a diez minutos después de cada 45 minutos de actividad académica, y breves interrupciones tras la introducción de nuevos conceptos.
Es crucial, según el texto, ejecutar las evaluaciones en la mañana y preferiblemente a mitad de semana, evitando los lunes y los días posteriores a festivos. El establecimiento de los horarios de comida también debe ajustarse al ritmo biológico y realizarse antes de las 14:30 horas, mientras que se enfatiza la importancia de reservar tiempo para la siesta en niños hasta los 3 o 4 años.
Combatir el sedentarismo es otra prioridad destacada, promoviendo actividades grupales, el ejercicio al aire libre con exposición a luz solar antes y durante el medio día, y actividades físicas dentro o fuera del colegio dos o tres veces por semana, acabando al menos dos horas antes del sueño.
Además, se aconseja implementar desde etapas tempranas una educación en sueño y descanso, involucrando a niños, jóvenes, padres y docentes para asegurar un conocimiento adecuado sobre el cuidado del sueño y su impacto en la salud y el rendimiento escolar.
NO SON SOLO HORARIOS, TAMBIÉN SALUD Y BIENESTAR
“No se trata solo de horarios: hablamos de salud, de aprendizaje, de bienestar y de futuro. En conjunto, estas medidas buscan algo muy sencillo pero fundamental, que es garantizar el derecho al descanso y, con él, el derecho a una educación de calidad y a una vida saludable”, ha afirmado el doctor Gonzalo Pin durante la presentación del documento en el Palacio de Congresos de Vitoria.
Este marco de acción responde a la actual situación del sueño en menores, con altas tasas de insomnio que pueden tener efectos duraderos. La ciencia también ha demostrado que la mala calidad del sueño puede llevar a problemas de salud graves a largo plazo como enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
Los expertos también han resaltado que el excesivo consumo de fármacos hipnóticos en España es alarmante, especialmente entre los jóvenes, con un 19,6 por ciento que admite haberlos consumido. “El consumo de hipnosedantes entre niños y adolescentes altera la arquitectura del sueño, deteriora la función cognitiva, afecta la salud emocional y aumenta el riesgo de dependencia, repercutiendo negativamente en su conducta y rendimiento académico”, ha explicado el doctor Carlos Egea.
Finalmente, Egea ha señalado los problemas que genera el mal uso de la tecnología, especialmente la exposición a pantallas antes de dormir, que afecta negativamente la cantidad y calidad del sueño en los más jóvenes.