Un análisis biomecánico es crucial para mejorar el rendimiento de los ciclistas, al optimizar la función muscular y disminuir las probabilidades de lesiones asociadas al uso excesivo, técnica inadecuada o exceso de presión, según explica Jorge Solís, fisioterapeuta del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) y especialista en biomecánica del ciclismo.
En el ámbito del ciclismo, las lesiones más comunes, aparte de las causadas por accidentes, son producto del sobreuso y de una postura prolongada y antinatural, comenta Solís.
Por ello, ‘la mejor medida preventiva’ consiste en realizar un estudio biomecánico que identifique la postura más eficaz y cómoda para cada ciclista, lo que se logra ajustando adecuadamente el sillín y el manillar, añade.
Este tipo de estudio considera las características físicas y anatómicas individuales del ciclista, así como su historial de lesiones, ‘ya que cada aspecto necesita una posición especial en la bicicleta’, señala Solís. Este enfoque permite al fisioterapeuta colaborar estrechamente con el deportista para definir estos parámetros esenciales.
Además, las áreas de contacto como las manos, los pies o los isquiones sufren especialmente cuando hay sobreuso. En estos casos, el ajuste biomecánico es también esencial como tratamiento inicial.
De igual manera, dentro de la fisioterapia, se ha comprobado la efectividad de ejercicios excéntricos para la rodilla y estiramientos para la cadena muscular posterior de la pierna (músculos isquiotibiales y gemelos).
‘La intervención del fisioterapeuta busca prevenir, no sólo ofrecer tratamiento cuando surge una lesión o molestia’, recuerda Solís. Y cuando la lesión ya ha ocurrido, ‘se consiguen aliviar muchos problemas que son consecuencia de un mal uso. Al mismo tiempo, se intentará corregir cuál ha sido el mal gesto, para que no se vuelva a producir’.
El experto también destaca la importancia del fisioterapeuta en la recuperación muscular post-esfuerzo, permitiendo que el ciclista asimile mejor las cargas de entrenamiento y competición y, por ende, mejore su rendimiento.
Finalmente, el ciclismo es considerado un deporte con bajo riesgo de lesiones, ya que no implica impacto, y contribuye a mejorar el tono muscular, retrasar la aparición de la artrosis, reducir la presión arterial, aumentar la capacidad pulmonar, el tamaño del corazón y su potencia, según afirma el CPFCM. Además, ayuda a mantener un peso equilibrado, lo que reduce significativamente las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR LESIONES
Primero, es crucial determinar la talla adecuada de la bicicleta y seleccionar el tipo apropiado según el uso previsto: carretera, ‘mountain bike’, triatlón, ciclocross o de paseo.
Una vez adquirida la bicicleta, ‘es importante’ ajustar correctamente la altura del sillín, asegurando que la pierna no quede demasiado doblada ni excesivamente estirada en la parte más baja del pedal. Además, regular la altura del manillar puede ayudar especialmente a aquellos ciclistas con dolor de espalda que pedalean regularmente los fines de semana.
Para los novatos en el ciclismo, se sugiere mantener una cadencia de pedaleo alta, idealmente en torno a 90 pedaladas por minuto, lo que ayuda a evitar molestias en la rodilla. Estas medidas, junto con un entrenamiento progresivo, minimizan cualquier factor de riesgo, problema o lesión.
Por otro lado, aunque muchas dismetrías de miembros inferiores no presentan problemas en el ciclismo, en casos específicos es necesario ajustarlas para una correcta postura y mecánica al pedalear. Una posición incorrecta de la cala puede causar sobrecarga en la musculatura y tendones, y dolores en la columna lumbar.
Quienes comienzan a usar bicicletas con calapiés, ‘deben tener un especial cuidado’ ya que la falta de práctica puede resultar en caídas al detener la bicicleta.
Finalmente, ‘también hay que realizar trabajo muscular y abdominal fuera del sillín’, señalan. Para la práctica del ciclismo es necesario un acondicionamiento físico básico, especialmente en personas sedentarias. Ejercicios de fortalecimiento de los miembros inferiores y ejercicios abdominales o del core, ayudarán a minimizar las lesiones y a disfrutar más de la bicicleta.
Otras recomendaciones para quienes desean empezar a montar en bicicleta y no lo hacen de forma habitual, incluyen someterse a un chequeo médico a partir de los 50 años o en caso de patologías cardiacas, vasculares o metabólicas. Además, recuerdan que es esencial usar siempre casco y llevar una equipación adecuada. Durante el verano, como en cualquier actividad física, es crucial extremar la hidratación.










