En la última década, la sanidad pública ha recortado su inversión en conciertos con la sanidad privada en 9.300 millones de euros, lo que representa una disminución del 13%, mientras que las listas de espera han aumentado simultáneamente, según informa la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE). Actualmente, la organización está en conversaciones con las comunidades autónomas para proponer un incremento en la inversión en estos conciertos y ‘corregir el déficit de recursos que muestra el Sistema Nacional de Salud (SNS)’.
Desde ASPE se hace un llamado a actuar con ‘responsabilidad’ e integrar a la sanidad privada para mitigar esta problemática. ‘Debe recordarse que los precios de los procedimientos concertados por la sanidad pública con el sector privado son hasta un 44% más bajos en promedio que los precios públicos, por lo que la colaboración no solo alivia la presión sobre el sistema público, sino que genera eficiencias’, afirmaron.
Por esta razón, Carlos Rus, presidente de ASPE, solicita a las comunidades autónomas ‘aumentar el nivel de inversión en conciertos a niveles de hace una década para corregir el déficit de recursos que el SNS necesita para reducir las listas de espera y ofrecer una respuesta más eficiente a las necesidades de los pacientes, teniendo en cuenta también un gasto racional de los recursos’.
De acuerdo con un análisis de ASPE, España ha visto reducir sus tasas de inversión en colaboración público-privado de manera ‘significativa y sostenida’ en los últimos diez años. Entre 2013 y 2014, se destinaba a estos conciertos un 11,6% del gasto sanitario público, cifra que ha disminuido paulatinamente hasta situarse en un 10,1% en 2022, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad.
Esta reducción en la inversión coincide con un incremento en las listas de espera quirúrgicas y de primera consulta en el mismo periodo, evidenciando un desbordamiento en estos servicios. Las cifras muestran que las listas de espera quirúrgicas se incrementaron un 39% entre 2013 y 2022, y el tiempo medio para una primera consulta con un especialista superó los 90 días en 2024, con un 54,6% de pacientes esperando más de 60 días.