El aumento de la mortalidad juvenil contrasta con la tendencia global decreciente, revela un informe

Estudio revela que la mortalidad juvenil aumenta mientras que la global disminuye, enfocándose en enfermedades no transmisibles como principales causas.

Según un reciente estudio del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, aunque las tasas de mortalidad global están en declive, este no es el caso entre los jóvenes y adultos jóvenes. Este análisis, publicado en ‘The Lancet’ y expuesto en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín, destaca que las enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables de casi dos tercios de las muertes y problemas de salud a nivel mundial. Las principales causas incluyen la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes.

El informe también sugiere que modificando ciertos factores de riesgo clave, como los niveles altos de azúcar en la sangre y el índice de masa corporal (IMC) elevado, podrían prevenirse casi la mitad de todas las muertes y discapacidades. El equipo liderado por el doctor Christopher Murray, compiló y analizó datos de 375 enfermedades y 88 factores de riesgo para producir estimaciones detalladas por edad, sexo y ubicación, ofreciendo una visión global de la salud desde 1990 hasta 2023.

A pesar de un aumento en la esperanza de vida y la reducción de la mortalidad infantil, persisten desigualdades significativas. En América del Norte, las muertes entre jóvenes de 20 a 39 años han aumentado, principalmente por suicidios y sobredosis. Simultáneamente, en África subsahariana, la mortalidad en niños de 5 a 14 años y mujeres jóvenes de 15 a 29 años superó las estimaciones previas. Cambios en las causas de muerte, desde infecciosas a no transmisibles, plantean nuevos retos, especialmente en países de bajos ingresos.

El estudio también resalta que casi la mitad de la mortalidad y morbilidad global en 2023 se debió a factores de riesgo modificables. Entre ellos, la hipertensión arterial sistólica y la contaminación por partículas en suspensión destacan como los más significativos. Adicionalmente, el análisis del impacto de la contaminación atmosférica y el calor muestra un crecimiento en la afectación a la salud global.

Finalmente, los desórdenes mentales han visto un aumento notable. La ansiedad y la depresión han crecido, con un notable impacto del abuso sexual y la violencia de pareja.

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