Investigadores del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (CSIC-UV) han descubierto un mecanismo en los gusanos ‘Caenorhabditis elegans’ que les confiere inmunidad adquirida contra el virus Orsay. Este virus puede permanecer latente y reactivarse en diferentes etapas de la vida del gusano.
Publicada en ‘Nature Communications’, la investigación revela que las primeras infecciones por este virus generan una memoria inmunitaria, protegiendo a los gusanos de futuras reinfecciones, incluso de distintas cepas del mismo virus. Este patógeno, específico de ‘Caenorhabditis elegans’, comparte características con virus que afectan a los humanos, como los que causan la gripe aviar o el Covid-19.
Mecanismo de defensa clave
«Descubrir un mecanismo evolutivamente conservado que permita entender porque la interacción entre un huésped y sus virus resulta en una infección latente o en una infección aguda tiene relevancia para el diseño de nuevas terapias y el control de epidemias», explicó Santiago F. Elena, líder del estudio en I2SysBio.
El modelo experimental usado, que comparte más del 80 por ciento de sus proteínas con los humanos, ha demostrado que su inmunidad frente al virus se debe a un proceso llamado interferencia por ARN. Este sistema descompone el ARN mensajero (ARNm), crucial para la creación de nuevas proteínas, permitiendo así una desactivación específica de genes.
La investigación también destacó que la respuesta inmunitaria se regula mediante dos vías: una que reprograma globalmente el ARNm en las células, alterando su función y estructura, y otra que modifica el panorama de pequeños ARN reguladores durante situaciones de estrés, como infecciones virales.
«Cuando hablamos de estas alteraciones, nos estamos refiriendo a cualquier cambio en los ARN no codificantes pequeños, es decir, en moléculas cortas que no se traducen en proteínas, pero que desempeñan un papel clave en la regulación de la expresión génica», aclaró Elena.
Este mecanismo protector se basa en la creación de pequeños ARN interferentes (ARNi) a partir del genoma del primer virus que infecta, que luego son amplificados y usados para bloquear la expresión génica de futuros virus relacionados. Además, se ha observado que la intensidad de esta respuesta disminuye con la edad, y la competencia por recursos entre ARN propios y virales podría afectar la eficacia de la respuesta inmunitaria.
